jueves, 31 de mayo de 2012

118. El sendero de Warren Sánchez (Salmos sectarios)

Marcos Mundstock: Queridos hermanos; ya se acerca la fecha en que nuestro amado Hermano Principal, el fundador de nuestra secta, el gran Warren Sánchez, ha de estar aquí con nosotros apenas resuelva algunos asuntos que lo retienen en Miami. Y una vez más Warren Sánchez nos ha de traer la luz, la verdad, la solución a todos los problemas.


Coro:
Prepárate hermano, pronto Warren vendrá,
y con él volverá, volverá la esperanza.
Con él volverá, volverá la esperanza,
volverá.


Marcos Mundstock: Queridos hermanos; hoy vamos a comenzar nuestra reunión con un versículo del libro "Warren tiene todas las respuestas", que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro y que dice así: Versículo "Lix"...


(Se oyen las primeras carcajadas del público y ante la mirada extrañada de los demás Marcos se explica)


Marcos Mundstock: "LIX", está en números romanos. Dice así: Cierta vez Warren, mientras caminaba con alguno de sus seguidores, encontró a un hombre joven dispuesto a quitarse la vida tendido sobre las vías del ferrocarril. Y habiéndole preguntado Warren "Desdichado, ¿qué haces ahí?" El joven contestole llorando: "Mi novia me ha dejado". Y Warren díjole: "La verdad es que podría haberte dejado en otra parte." Luego levantolo, aconsejolo, consololo y estimulolo. ¡Vamos, Lolo! Pero hermanos, esto mismo lo veremos mucho más claro todavía a través del siguiente testimonio:


(Carlos Núñez se levanta y se coloca de pie en primer plano ante el público)


Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz! Vivía amargado, vivía sufriendo, no duraba en ningún empleo, tenía seborrea. Mi pobre mujer vivía quejándose, mis hijos me reclamaban más atención... Hasta que un día, un amigo, me prestó el disco de Warren Sánchez "Buscando el sendero" y...


(Marcos le interrumpe)


Marcos Mundstock: Que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro.
Carlos Núñez Cortés: ... y desde ese día mi vida cambió. Dejé de sufrir, dejé de amargarme. Dejé de trabajar, dejé a mi mujer, dejé a mis hijos...
(Marcos le vuelve a interrumpir, esta vez con toda justificación)


Marcos Mundstock: No, no, no... Ya está bien, hermano. ¡Muchas gracias por tu valiente testimonio!


(Carlos hace una pequeña reverencia ante los aplausos del público, coge el micrófono y se sienta de nuevo al piano mientras Marcos continua con su sermón)


Marcos Mundstock: Hermanos, esto que acabamos de escuchar, no solamente es verídico sino que además es cierto. Porque no nos engañemos, hermanos, es muy fácil obrar mal y luego arrepentirse. Lo difícil es arrepentirse primero y luego obrar mal. Muchos hermanos vienen y me dicen: Hermano, yo trato de arrepentirme pero por más que trato no logro arrepentirme...


(Daniel alza las baquetas y se señala él mismo, diciendo que ese es justo su problema, acaba de dar en el clavo con él)


Marcos Mundstock: ... entonces yo les digo: "Únete a Warren, y tarde o temprano te arrepentirás". Hermanos, tenemos que iniciar una nueva vida.


(La música comienza a sonar mientras Marcos sigue con su prédica)


Marcos Mundstock: Y si quieres lograr una paz más profunda, acércate a Warren. Lograrás una humildad que te llenará de orgullo y soberbia. Llegarás a ser tan creyente que... ¡no lo podrás creer! Sálvese mejor con Warren, salvación garantizada. Si se muere y no se salva... le devolvemos su dinero.


Coro:
Únase a nosotros con Warren.
Hay un centro Warren cerca de su hogar.


Marcos Mundstock: Lo que pasa hermanos es que vivimos demasiado preocupados, vivimos "ocsesionados" por las cosas materiales y nos olvidamos lo más importante, nos olvidamos el alma, el espíritu.


(De nuevo comienza a sonar de fondo el teclado de Carlos López Puccio y Daniel vuelve a señalarse el mismo con un gesto claro que dice que él se olvida de su espíritu completamente)


Marcos Mundstock: Sí, hermanos. Por ejemplo debemos recurrir más a menudo a la oración. Muchos hermanos vienen y me dicen: "Pero hermano, ¿qué es la oración?, ¿qué es la oración?...


(Marcos deja de pasearse por el escenario y de repente se da la vuelta y pregunta a Carlos Núñez)


Marcos Mundstock: ¿Qué es la oración?


(Carlos pasa de tener la cara más angelical posible a la inquietud cuando se da cuenta de que Marcos se dirige a él. A continuación pasa por un segundo de duda mientras busca la respuesta y al final una cara de inocencia pidiendo perdón por su ignorancia. Al ver que Carlos no responde Marcos se dirige a Jorge Maronna, el cual al descubrir que es el siguiente se inclina sobre su bajo y comienza un punteo muy concentrado para que Marcos pase de largo. Puccio en cambio opta por mirar para otro lado, como si estuviera manteniendo una conversación trascendental con alguien. Por fin Marcos se da por vencido, se da la vuelta y ve a Daniel que se parte de risa al ver como disimulan sus compañeros. Al ver que le han pillado in fraganti Daniel coge las baquetas y se pone a hacer punto con ellas arrancando la carcajada más sonora hasta el momento. Después de este "examen" Marcos continúa)


Marcos Mundstock: Entonces yo les voy a responder, hermanos. La oración básicamente tiene ruego y plegaria. Pero la oración tiene súplica y fervor. Pero la oración tiene... eh... sujeto y predicado... ¿Y por qué digo esto? Porque yo, por ejemplo, nunca me he sentido mejor sujeto que cuando he predicado. Pero tampoco debemos olvidarnos de la contemplación. Debemos acostumbrarnos a contemplar, a "ocservar" cada uno de los mil pequeños milagros cotidianos que nos rodean. Por ejemplo, pongamos por caso... las hormiguitas. Sí, las laboriosas hormiguitas, mientras transportan incansablemente hojitas, tallitos, semillas, tal vez el pétalo de una flor de tu propio jardín. Dime la verdad, hermano, ¿te has detenido a pensar alguna vez que esa hormiguita es un ser viviente? Un ser irracional, ¡pero viviente, hermano! ¡Esa hormiguita está viva! ¡Hay que matarla! Pero sin duda, hermano, la virtud más importante del espíritu es el amor al prójimo.


Coro:
Dinos tus deseos
y entre todos te ayudaremos


Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero paz!
Coro: Si te unes a nosotros todos juntos haremos la paz.


Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero el bien!
Coro: Si te unes a nosotros todos juntos haremos el bien.


Carlos Núñez Cortés: ¡Quiero amor!
Coro: Si te unes a nosotros todos juntos haremos el amor...


Marcos Mundstock: ¡No, no, no...! ¿Pero qué es esto, hermanos? ¡Qué barbaridad! ¿Por qué no invitan? No, no, digo...eh... ¿Por qué no evitan estos malentendidos? Lo que pasa hermanos, es que vivimos "acsurdamente", "ocsesionados", "ocnubilados", "deprimidos...c" Pero por suerte tenemos el libro "Warren tiene todas las respuestas", que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro, otro de cuyos versículos dice... Versículo... 'x' 'x' 'v'... dice así: Habiéndosele presentado un pobre hombre presa de la confusión y habiéndole preguntado a Warren: "Hermano, ¿cuál es el verdadero sentido de la vida?" Warren respondiole: "El sentido de la vida te lo diré en tres palabras: Yo qué sé".


(Marcos cierra orgulloso el libro de Warren)


Marcos Mundstock: ¿Qué nos quiso decir Warren con esto? Cuando le preguntan por el sentido de la vida Warren responde: "Yo qué sé". Analicemos la frase:


(El resto de los integrantes se miran incómodos, ya que parece que Marcos acaba de dejar en evidencia a Warren Sánchez dejando entrever que no tiene ni idea de cual es el sentido de la vida)


Marcos Mundstock: La palabra "yo", "ego", parece indicar egoísmo, egolatría, soberbia... lo que pasa es que aquí Warren la utiliza por oposición, para indicarnos justamente lo contrario, o sea, la humildad. O sea que queda bien en claro que aquí cuando Warren dice "yo" está diciendo "humildad". Pero Warren dice algo más, Warren dice "Yo que sé", o sea, "Yo que sí sé" En resumen, hermanos, Warren conoce el sentido de la vida pero por humildad no lo quiere decir.


(Todos sonríen contentos al ver como Marcos ha salvado lo que parecía un ataque a su amado Hermano Principal y comienzan a tocar animadamente una especie de "intermezzo". Cuando se supone que la música va a terminar Daniel se emociona y sigue tocando la batería cada vez más rápido, hasta que Carlos Núñez se levanta y le grita)


Carlos Núñez Cortés: ¡Pará, pará!


(Daniel se da cuenta y deja de tocar, parando los platillos con las manos con una cara de culpable intentando disimular)


Marcos Mundstock: Y todo esto, hermanos, ¿para qué sirve? Esto sirve para defendernos de las acechanzas del demonio.


(Las luces del escenario se hacen rojas y comienzan a tocar unos sonidos que sugieren el infierno, mientras Jorge Maronna toca un timbre y actúa como un poseído ante la mirada sorprendida de los demás. Cuando termina las luces vuelven a la normalidad y él actúa como siempre, con una sonrisa y una mirada inocente en su cara)


Marcos Mundstock: Sí, hermanos, hablemos por ejemplo de los juegos de azar, una de las trampas predilectas del maligno para perdernos...


(Vuelve a sonar la música)


Marcos Mundstock: Pero hermanos, si ya sabemos que ni la ruleta, ni los dados, ni las carreras, ni el bingo ni nada de eso nos va a salvar. Entonces yo les digo basta con eso, hermanos, basta de derrochar el dinero, basta de apostar a falsas esperanzas... Con ese dinero, vayan al puesto instalado en el hall del teatro y compren un billete de la "Lotería Semanal de Warren".


Coro:
Hagan economía, ahorren.
Con la lotería de Warren...


Marcos Mundstock: Entonces yo les digo, sobre todo a aquellos que no...


(Le interrumpen y terminan de cantar)


Coro: ...Sánchez.


(Marcos les mira por encima del hombro enfadado por la interrupción y continúa hablando)


Marcos Mundstock: Sobre todo a aquellos que no creen en la posesión diabólica, les digo escuchen esto y se convencerán:


(Carlos Núñez se levanta de nuevo, coge su micrófono y con su risa se dirige al escenario otra vez)


Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era un infeliz!


(Marcos le interrumpe preocupado)


Marcos Mundstock: No, no, hermano, no... ¡El otro!


(Carlos le mira dándose cuenta de su error y continúa)


Carlos Núñez Cortés: ¡Yo era otro infeliz! Una mañana desperté angustiado, con una terrible opresión, como si algo extraño se revolviera dentro de mi organismo y me quemara las entrañas.
Marcos Mundstock: ¡Estaba poseído!
Carlos Núñez Cortés: No, no, no, es que había comido mucho.
Marcos Mundstock: No, hermano, está bien, es lo que yo digo. Habías... hab&iaute;as sucumbido inicuamente a la gula.


(Carlos se esfuerza en comprender lo que Marcos acaba de decir)


Carlos Núñez Cortés: Y además había comido mucho...


(Mira a Marcos buscando su aprobación pero éste se desespera por los errores de Carlos)


Carlos Núñez Cortés: Lo que pasa es que en aquel entonces yo sólo pensaba en comer, comer y comer. Lo único que me hacía olvidar por un instante las ganas de comer... era comer. Llegué a pesar mil seiscientos kilos... Hasta que un día, un amigo, me prestó el libro de Warren Sánchez "Las cien recetas místicas para adelgazar..."


(Marcos le interrumpe igual que la primera vez para puntualizar)


Marcos Mundstock: Que ustedes pueden adquirir en el puesto instalado en el hall del teatro. Hermano, cuéntales a todos cómo te fue con el libro.
Carlos Núñez Cortés: Me lo comí.


(Carlos se sienta en su sitio y Marcos continúa tratando de tranquilizar)


Marcos Mundstock: Bueno, no, no, no... lo que pasa es que la gula no es la única de las acechanzas del demonio.


(Otra vez se encienden los focos rojos e interpretan la misma música diabólica de antes, con Jorge Maronna de nuevo en su papel de poseído)


Marcos Mundstock: Por ejemplo... por ejemplo el sexo, ¿qué me dicen del sexo?


(Daniel se levanta de la batería quitándose la chaqueta indicando su predisposición al sexo en cualquier momento aunque los demás le paran y le dicen que se siente otra vez)


Marcos Mundstock: Hay muchos que se creen muy vivos porque se la pasan de aventura en aventura...


(Daniel con la cabeza gacha por vergüenza se vuelve a señalar con las baquetas)


Marcos Mundstock: ...fornicando sin ton ni son...


(Daniel continúa señalándose cabizbajo)


Marcos Mundstock: ...a tontas y a locas...
Daniel Rabinovich: ¡Y... esas son las más fáciles!


(El comentario arranca las risas del público mientras todos le reprochan a Daniel lo que ha dicho. Carlos Núñez, en cambio, al oír los aplausos se levanta de su banqueta y lanza besos al público, agradeciéndoles el aplauso que le brindan a él hasta que Marcos le devuelve a la realidad, haciéndole gestos de que se aparte, que ese aplauso no es para él)


Marcos Mundstock: No, no, no... Lujuria, concupiscencia...
Carlos Núñez Cortés: ¿Con quién?
Marcos Mundstock: ...lascivia...
Carlos Núñez Cortés: Ah, con la Silvia...!
Marcos Mundstock: Cuidado hermanos porque una mujer sensual y voluptuosa que nos incita a pecar no es otra cosa que Mefistófeles disfrazado.
Carlos Núñez Cortés: Un travesti!
Marcos Mundstock: Pero hermanos, por un momento olvidémonos del sexo...
Coro: No, no, no...
Marcos Mundstock: Y siguiendo con...


(Daniel interrumpe y les explica)


Daniel Rabinovich: No, no, no, dijo por un momento, después sigue.
Marcos Mundstock: Y siguiendo con las acechanzas del demonio, no podemos dejar de mencionar...


(Al sonar la palabra demonio las luces rojas se encienden y comienzan a tocar la música demoníaca de antes interrumpiéndole. Jorge cada vez parece estar en peor estado de salud mental)


Marcos Mundstock: Muy bonito ese diablito, hermano, pero ya estuvo muy bien, muchas gracias. Decía siguiendo con las acechanzas...


(Las luces rojas se encienden y todos miran a Marcos esperando que diga la palabra mágica, demonio, para empezar a tocar la música. Marcos se da cuenta y rectifica a tiempo)
Marcos Mundstock: ...de Belcebú...
Daniel Rabinovich: ¿De quién?
Marcos Mundstock: Belcebú.


(Daniel mira a Carlos preguntándole quién es ese, y Carlos pone mueca de ignorarlo por completo, ante lo que Marcos se intenta aclarar)


Marcos Mundstock: Belcebú, Lucifer, Luzbel, Mefistófeles, Satanás...
Daniel Rabinovich: ¿Bochini no juega?
Marcos Mundstock: No podemos dejar de mencionar, decía, para terminar, el flagelo de las drogas. Yo pregunto, yo pregunto y quiero que alguien me responda...


(Ante la petición Carlos Núñez se levanta a toda prisa con el micrófono en la mano)


Carlos Núñez Cortés: Yo era un infeliz!


(Todos lo paran y le echan la bronca por la interrupción)


Coro: ¡No!
Marcos Mundstock: Y quiero que alguien me responda, ¿quién es el degenerado capaz de venderle droga a los jóvenes?


(Daniel se señala de nuevo con las baquetas un momento, y al darse cuenta de lo que está haciendo baja las manos a toda prisa y disimula mirando a Marcos)


Marcos Mundstock: ¿Y dónde se las vende?
Coro: ¡En el puesto instalado en el hall del teatro!


(Mientras los aplausos se oyen Marcos hace gestos a los demás de que le acaban de reventar la función. A pesar de todo continúa)


Marcos Mundstock: Claro, nunca faltan los débiles que dicen "no, yo sólo quiero probar". Y prueban esto, prueban aquello, prueban lo de más allá... ¡Aprendan de Warren, que nunca le han podido probar nada! Pero ahora, alegrémonos, hermanos, porque Warren Sánchez pronto estará aquí.


Coro:
Prepárate hermano,
pronto Warren vendrá


Marcos Mundstock: Y si no ha venido todavía es porque hay algo que lo retiene en Miami, y ese algo es el F.B.I.


Coro:
Pronto Warren vendrá
y con él volverá,
volverá la esperanza,
la esperanza


Su mensaje es de paz,
de fe y libertad,
de fe y libertad,
libertad... bajo fianza.










Fuente: Los Luthiers de la Web

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