jueves, 31 de mayo de 2012

134. El negro quiere bailar (Pas de merengue)

Marcos Mundstock: La siguiente pieza de este recital es un ritmo latinoamericano muy festivo, muy animado que se canta, se baila, sobre todo difundido en países tropicales como Colombia, Venezuela, República Dominicana… en fin, estamos hablando ni más ni menos que del famoso merengue. El merengue es una danza…
Daniel Rabinovich: ¿Cómo le va?
Marcos Mundstock: ¡Doctor!
Daniel Rabinovich: ¿Cómo está?
Marcos Mundstock: Bien. Me alegro de que esté aquí, así podemos compartir esta breve disertación.
Daniel Rabinovich: ¡Ah, como no!
Marcos Mundstock: Y esto, digo, deja de ser un simple monólogo para convertirse en un bi-ólogo. Estabamos hablando del merengue.
Daniel Rabinovich: El merengue es un delicioso postre, un pequeño pastel o pastelito de forma aovada o ahuevada que se hace batiendo las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea veinte minutos.
Marcos Mundstock: Doctor, no…
Daniel Rabinovich: Una vez que…
Marcos Mundstock: Me temo que ha habido un pequeño malentendido malentendido. Yo me refería al merengue en tanto danza.

(Daniel mira a Marcos extrañado y continúa)

Daniel Rabinovich: Se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar…
Marcos Mundstock: No, no, no…
Daniel Rabinovich: … y se lo hornea veinte minutos.
Marcos Mundstock: … danza, danza.
Daniel Rabinovich: Bueno, se puede danzar mientras se hace el batimento.
Marcos Mundstock: No, no. Por lo tanto, déjeme a mí, le propongo que partamos de un principio…
Daniel Rabinovich: No se lo puede partir, es un postre seco. Se desmigaja todo…
Marcos Mundstock: No, digo que partamos de la Historia, usted sabe que en la mitología griega están las musas que propician las artes, por ejemplo la musa del teatro, Talía, la musa de la música, Euterpe… bueno, hay otras… más… la musa de los escarabajos… la “escaramusa”… Pero dada la índole de la disertación que nos congrega en este recinto, digamos que la musa de la danza es Terpsícore.
Daniel Rabinovich: ¿Quién?
Marcos Mundstock: ¡Doctor, no me diga que no conoce a Terpsícore!
Daniel Rabinovich: De nombre no, a lo mejor si la veo… ¿Esther Píscore? ¿Quién es? No, no la conozco yo… No, no, me acordaría porque yo tengo buena memoria para la… Esther Píscore, ¿qué tal es, es simpática? Bueno, bah, no me importa ¿está buena?, digo… Esther Píscore, con ese nombre no debe pasar inadvertida, ¿no?… Esther Píscore, ja, ja, acá está Esther Píscore

Marcos le intenta avisar de su error en voz baja torciendo la boca para que no se note mucho.

Marcos Mundstock: No dije Esther.
b>Daniel Rabinovich: Esther Píscore…
Marcos Mundstock: No dije Esther.
Daniel Rabinovich: ¿Tiene parestesia?

Daniel le coloca la mandíbula en su sitio y Marcos respira aliviado.

Daniel Rabinovich: Esther Píscore dijo.
Marcos Mundstock: No dije Esther.
Daniel Rabinovich: ¿Cómo que no dijo…?
Marcos Mundstock: Dije “Es-Terpsícore”.
Daniel Rabinovich: ¡Ahhh! ¡Ah, claro! Ésther Píscore, Ésther Píscore. Esa es la pronunciación griega, claro. Nosotros a las Ésther de ustedes las llamamos Esthér, directamente. Si viene caminando una por la calle y usted le dice “Ésther” sigue caminando y no se entera; en cambio usted le dice “Esthér”, se da la vuelta y dice “Sí, ¿me llamaba?” “Sí, yo soy Daniel” y se entabla un… ¿eh? “Mucho gusto”, se entabla lo que puede llegar a ser… digamos… bueno, no siempre se… bueno, siempre y cuando se llame Esther, si se llama Alicia sigue viaje, tampoco se entera… por más que uno le diga Esther… Una vez venía caminando una, le dije “Esther”, se dio la vuelta y me dijo “Yo me llamo José Luis”. Y no se entabló nada, porque a mí no me va ese tipo de… ese tipo de… ni ese tipo ni ningún tipo, quiero decir, no es lo mío, a mí me educaron mis padres de una manera y yo he sabido responder a esa educación honrando… honrándola, digamos. Me educaron en la libertad de poder pensar lo que me dé la gana pero sí, las cosas se hacían de una forma… pero también había que poder respetar a los demás porque cada cual podía hacer de su vida lo que se le diera la gana, ¿no? Pero no había “tu tía”, ¿no?, o sea no había tú tía, mi tía si que había, ¿no? Y ella era la que nos daba cuando nos portábamos… ¿no? O sea… pero siempre había un motivo para tolerar, por ejemplo sí había que respetar a los demás por lo que los demás quisieran ser, no había que ser sectario. El pluralismo, la otredad, y, digamos, la libertad de expresión, inclusive… eran la base de la… en mi familia, por lo menos, no sé en la suya, ¿no? Si José Luis quiere allá él, yo no me voy a interponer… Bueno, seguro que no me voy a interponer, eso seguro que no… pero que él haga de su… qué el haga lo que quiera, quiero decir. Y si usted quiere ir con José Luis vaya, ¿eh? también. ¿Quiere? Yo no se lo voy a presentar, porque a mí qué me… pero si usted… ¿Píscore es un apellido griego? Píscore, Ésther Píscore. Ah, que se casó con García, que era el griego. Ésther Píscore de García el Griego. Ésther Píscore… y la maestra la llamaba por su nombre de pila, o batería. “Esthercita ven para acá”, y ella no iba porque era díscola, era discóbola se dice en griego: “Ésther, la discóbola, de García”, y había hecho la… la… la… el servicio militar, cumplió con… bajo bandera… “¡Ésther Píscore de García, presente! ¡Cuerpo a tierra, Píscore! ¡Venga para… acá…!”. En el…

Marcos Mundstock: Cálmese doctor. Ha estado usted reflexionando digamos… bueno… por caminos sinuosos… digamos ha estado usted razonando fuera del recipiente. Es mucho más simple, fíjese con que natural casi displicencia, lo enuncio yo, “La musa de la danza es Terpsícore”, como si no me importara nada.
Daniel Rabinovich: Ésther Píscore, a mí tampoco me importa. Ésther Píscore, es correcto, Ésther Píscore…
Marcos Mundstock: ¡Terpsícore!
Daniel Rabinovich: ¡Esther Píscore! ¡Esther Pís…!
Marcos Mundstock: ¡No, TERPSÍCORE!
Daniel Rabinovich: Ésther Pisis, Ésther Pisis, Ésther…
Marcos Mundstock: ¿Qué Pisis?
Daniel Rabinovich: No, no sé si es de Piscis, no sé cuando nació. Estecis, es de cistitis, tiene cisti… Si es de Piscis puede tener cistitis. Es Pisis tisis, es de… Esther Pisis tis, estesis pis, estipis tisipi disis, isisdisis, isipisidisis, disis pisis disis, disis, disis, disis… ¡This is the pencil! This is the pencil of Esther Píscore. This is not the pencil of Louis Jefferson. Is this pencil of Louis Jefferson? No, you know why? Because this pencil is of Esther Píscore. This pencil is of Esther Píscore. ¡This pencil! Is this pencil of Esther Píscore? No! This is the pencil of Esther Píscore. Wait a moment, wait a moment, where is Esther Píscore just now? Is she cleaning the blackboard? Is she clapping hands at the “publico”? Is she looking for a bus at the avenue? Look at the… look at the feet, avenue? No, she went to the bathroom!

(Daniel se da la vuelta y sale de escena. Marcos se queda sentado solo mirando al cielo y al poco rato lo llama para que se vuelva a acercar)

Marcos Mundstock: My dear friend, my dear friend, you are… “arrr”… “equivocated”. Y yo creo saber la razón de su error. Lo que pasa es que la palabra “Terpsícore” tiene una “p” y a continuación una “s”, lo que podríamos denominar un “diptongo de consonantes” o “diptongonante”, según algunos autores. Sí, algunos ya le dicen “consonantongo”… allá ellos… Pero digamos es una simple yuxtaposición de consonantes, y creo que ahí radica la dificultad. Dígame, ¿usted normalmente tiene problemas con la yuxtaposición?
Daniel Rabinovich: No he recibido queja alguna hasta ahora.
Marcos Mundstock: Fíjese como lo pronuncio yo: “Ter-p-sícore”. El labio superior arriba y el labio inferior abajo.
Daniel Rabinovich: En la posición tradicional.
Marcos Mundstock: Doctor, le propongo que practiquemos.
Daniel Rabinovich: ¿Aquí?
Marcos Mundstock: Sí, por qué no. A ver, haga “ps”
Daniel Rabinovich: ¿Aquí? ¡Ah, el consonantongo! ¡Ps, ps!
Marcos Mundstock: Le sale perfecto. Muy bien.

(De repente aparece Carlos Núñez Cortés en escena con una servilleta en el brazo y una carta en la mano y se acerca a ellos)

Daniel Rabinovich: Psss, psss…
Carlos Núñez Cortés: ¿Llamaban los señores?
Daniel Rabinovich: … psss, psss, psss, psss, psss…

(Daniel Rabinovich lo mira sorprendido y Marcos le hace un gesto para que no diga nada)

Marcos Mundstock: Sí, ¿qué tenemos para comer hoy?
Carlos Núñez Cortés: Bien, para hoy tenemos… si los caballeros gustan podrían comenzar… bueno, de primero tenemos… de primero el chef recomienda… tenemos… en un restaurante de esta categoría, naturalmente, todo muy fresco… eh… tenemos… eh… eh… imagi… eh… de primero… y de segundo también… eh… bueno, imagínense ustedes que cuando… eh…
Daniel Rabinovich: ¿Qué le pasa?
Carlos Núñez Cortés: Lo tengo en la punta de la lengua y por más…no… eh… lo intento.
Marcos Mundstock: Y hombre, ¿por qué… por qué no trata de recordar?
Carlos Núñez Cortés: Bueno, lo intento, lo que pasa es que cuesta…
Daniel Rabinovich: Tiene la carta en la mano, lea la carta, hombre.
Carlos Núñez Cortés: Je, je, je, claro… “Querido sobrino: Aquí estamos todos muy bien y te echamos de menos. Techamos de menos porque se nos acabaron las tejas, el mes próximo terminaremos de techar. Tuya, tu tía Carolina.” Bueno, eso es todo lo que dice…
Daniel Rabinovich: Muchísimas gracias, retírese tiene un ocho.

(Se da la vuelta Carlos Núñez Cortés y sale de escena)

Daniel Rabinovich: Yo no… no podía comprenderlo de ninguna manera, querido colega, porque usted lo enuncia de manera incorrecta. La musa de la danza es “Terpsícores”.
Marcos Mundstock: ¿Cómo va a ser “Terpsícores” si es una sola? O a usted sus amigos le dicen: “Hola, ¿cómo te va, ¿Albertos”? Es una, Terpsícore.
Daniel Rabinovich: Mis amigos me dicen Luis… También es uno Aristóteles, Arquímedes, Eurípides, “Platóns”… albóndigas…Platóns de albóndigas…
Marcos Mundstock: Perdone, doctor, pero noto en usted una incontenible e irrefrenable tendencia y/o compulsión a referirlo todo a temas de la ingesta y/o/u… ae-ae… gastronómicos. De sus palabras surge a las claras…
Daniel Rabinovich: No, se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea…
Marcos Mundstock: La danza, la danza querido amigo, una de las expresiones más genuinas del ser humano que se manifiesta con saltos, giros, contorsiones, se baten palmas, los bailarines…
Daniel Rabinovich: No, se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo…
Marcos Mundstock: No, no, se baten palmas. ¿No vio que los bailarines se marcan el ritmo batiendo palmas? Por ejemplo…

(Marcos empieza a tocar palmas, Daniel le mira extrañado pero al final le sigue y al oír las palmas Carlos Núñez Cortés vuelve a entrar en escena con la carta en la mano y la servilleta en el antebrazo)

Carlos Núñez Cortés:¿Llamaban los señores?
Marcos Mundstock: Eh… sí, ¿qué tenemos para comer hoy?
Carlos Núñez Cortés: Bien, para hoy tenemos lengua a la vinagreta, ajíes rellenos, pulpo a la gallega y merluza.
Marcos Mundstock: ¡Caramba, caramba!
Carlos Núñez Cortés: No, “caramba” no nos queda, lo lamento mucho va a tener que elegir algo del menú.
Daniel Rabinovich: ¿Cómo puede ser la merluza?
Carlos Núñez Cortés: La merluza puede ser a la plancha o bien arrugada.
Marcos Mundstock: Perdón, ¿después de los pimientos rellenos y la lengua a la vinagreta que viene?
Carlos Núñez Cortés: Un poquito de acidez.

Mirando a Marcos Mundstock Daniel Rabinovich comenta:

Daniel Rabinovich: Está bastante mejor, ¿eh?
Marcos Mundstock: Hoy está bien, así que hoy no le hacemos el electroshock. De todos modos siga con las pastillitas, con los psicofármacos y nos ve el lunes…

(Carlos Núñez Cortés respira aliviado al conocer que no le van a hacer el electroshock, se da media vuelta y sale de escena otra vez. En cuanto sale, tanto Daniel como Marcos se vuelven hacia el público y comienzan a hablar al mismo tiempo cada uno de una cosa distinta sin hacer caso el uno del otro)


Daniel Rabinovich
    
Marcos Mundstock
Se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea unos veinte minutos aproximadamente hasta tener terminado este pequeño pastel de forma ahovada llamado merengue que lo vamos a dividir en dos mitades. La mitad inferior, o hemi-merengue inferior la podemos cubrir con un poco de mermelada de fruta o crema Chantilly, y la mitad superior o hemi-merengue superior o ut supra hemimerengue la podemos decorar con una pequeña fruta, por ejemplo una sandía en la parte...     Las danzas tropicales han tenido su auge en los salones de occidente desde tiempos inmemoriales. Por ejemplo tenemos el cha-cha-cha, que en realidad fue una continuación con leves deformaciones del mambo. Pero teníamos dos orígenes para las danzas tropicales, las de origen afroamericano y también las de origen andaluz como el tango, la rumba, el tanguillo, el merengue, el joropo, la cumbia, inclusive…


Marcos Mundstock: ¿Una sandía?
Daniel Rabinovich: Una pequeña, de ocho quilos…

(Marcos silba al oír el peso de la sandía y automáticamente se enciende un foco que ilumina a un sonriente Carlos Núñez encantado de poder volver a escena)

Marcos Mundstock: ¿Y no le aplasta el merengue?, discúlpeme que se lo diga de esta manera…
Daniel Rabinovich: Sí, a veces se aplasta el merengue porque si usted pone la sandía…
Carlos Núñez Cortés: ¿Llamaban los señores?
Marcos Mundstock: Sí, ¿qué tenemos de postre para hoy?
Carlos Núñez Cortés: De postre tenemos… merengue.
Ambos: ¡De postre tenemos merengue!

De postre tenemos merengue...…
De postre t
enemos merengue...…

(Salen los tres del escenario mientras cantan el merengue. Se apagan las luces y se oye a Carlos Núñez Cortés presentar la canción)


Carlos Núñez Cortés: De Johann Sebastian Mastropiero, su merengue “El Negro Quiere Bailar”.



Ya llega el fin de semana
Ya es la hora de gozar
El negro ya se prepara
El negro quiere bailar

No puede ya contenerse
Ya no se puede frenar
El negro quiere moverse
El negro quiere bailar

¡Ay! ¿Qué quiere el negro?
El negro quiere bailar
¡Quetequetey! ¿Qu
é quiere el negro?
El negro quiere bailar

Pero hay un inconveniente
El negro quiere bailar
Un pequeño inconveniente
El negro no sabe bailar.

El negro piensa en la danza
Y no sabe como hacer
Al fin el negro se lanza
Decide ir a aprender

El negro va a la academia
Para aprender a bailar
La profesora le enseña
Los pasos que debe dar

Un paso para adelante
Un pasito para atrás
Un paso para adelante
Un pasito para atrás

Un paso para el costado
Un paso pa’l otro “
lao”

Saltando pa la derecha
Saltando para la izquierda
Saltando pa la derecha
Saltando para la izquierda

Para arriba las manos
Para arriba las manos
Moviendo la cintura
Moviendo la cintura
Moviendo las caderas
Moviendo las caderas
Se da la media vuelta
Se da la media vuelta

Las manos
Las manos
Las piernas
Las piernas
Los brazos
Los brazos
Cadera
Cadera

Las manos
Las manos
Las piernas
Las piernas
Los brazos
Los brazos
Cadera
Cadera

El negro está muy contento
Las manos, las piernas, l
os brazos, cadera
Bailando está todo el día
Las manos, las piernas, los brazos, cadera
Y baila toda la noche
Las manos, las piernas, los brazos, cadera
Y baila con alegría
Las manos, las piernas, los brazos, cadera

¡Bailar de esta forma puede ser perjudicial para la salud!

El negro baila que baila, gusta bailar
El negro bail
a que baila sin descansar

¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera las manitas
¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera las caderas
¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera el esternocleidomastoideo

Que bonito baila el negro
Piensa sólo en bailar
Que bonito baila el negro
Sin cesar

Quinta posición
Pa
s de bourrée
Une pirouette
Une grande jetée

El negro entonces sospecha
Que ha sufrido un traspiés
En la academia que ha ido
Lo que se enseña es ballet

Y a que ninguno adivina
Donde baila el negro hoy
Hizo brillante carrera
Es bailarín del Bolshoi



(Se ve a Marcos Mundstock frente al micrófono para comenzar a leer la introducción de la siguiente obra, cuando se oyen en off las voces de Daniel y Carlos Núñez)

Daniel Rabinovich: Luisa… Luisa… Luisa… Luisa, vení… Luisa… ¡Luis Alberto, te estoy llamando! La pata.
Carlos Núñez Cortés: ¿Sí?
Daniel Rabinovich: ¡La pata!

(Carlos Núñez se acerca a él y al segundo va hacia Marcos, el cual espera enfrente del micrófono mirando la escena y le da un zapato)

Daniel Rabinovich: No, no, ¿qué hacés? Vení, vení… La pata, llevámela para el norte.
Carlos Núñez Cortés: Ay, ¿pero qué te pasó?
Daniel Rabinovich: Tuve un accidente espantoso…
Carlos Núñez Cortés: ¿Pero cuándo?
Daniel Rabinovich: Recien, me quedo la pata así para arriba… Yo estaba haciendo “la muerte del ganso” y de repente volqué…

(Por fin salen los dos del escenario y Marcos se acerca al micrófono y comienza a leer)

Marcos Mundstock: Cuero de vaca cosido a mano, industria argentina…

(Se queda mirando la carpeta sorprendido por lo que acaba de decir y de repente se da cuenta de que está leyendo la etiqueta del zapato que le acaba de dar Carlos Núñez. Cuando el público comienza a aplaudir Marcos muestra orgulloso el zapato, atribuyéndole el mérito. Marcos llama a Carlos Núñez a escena y cuando se acerca le dice por gestos que se lleve el zapato. Carlos al verlo con el zapato en la mano le dice que lo esconda)

Carlos Núñez Cortés: ¿Pero qué, te has vuelto loco?

(Le hace un gesto diciendo que no puede sacar un zapato así, delante del público, que se tranquilice que él le va a sacar de este apuro. Se queda mirando unos instantes al público, sin saber cómo escaparse del escenario y finalmente hace una reverencia de las que sólo él sabe y sale. Marcos le mira extrañado, saca de nuevo el zapato y le dice otra vez que lo que quiere es que se lo lleve y Carlos vuelve a entrar y le trae el otro zapato. Marcos desesperado le vuelve a llamar, con los dos zapatos en la mano y Carlos vuelve a entrar en escena, le vuelve a poner los zapatos a la espalda para que el público no pueda verlos)

Carlos Núñez Cortés: Disimula…

(Se ponen a silbar mientras que con muy poco disimulo Marcos le pasa a Carlos los zapatos y por fin sale del escenario. Marcos va a empezar a leer y de repente aparece Daniel en escena con una linterna en la mano alumbrando el suelo del escenario buscando sus zapatos. Da una vuelta y cuando pasa al lado de Marcos le ilumina los pies, hace un gesto que indica que los que él lleva no son los suyos y sale del escenario. Marcos por fin se queda sólo y se dispone a leer la introducción de la siguiente obra)





Fuente: Los Luthiers de la Web

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