martes, 29 de mayo de 2012

125. La hora de la nostalgia (Diez minutos de recuerdos)

Daniel Rabinovich: Madammes et messieurs, signora, signori, ositoko, ositaka. Iniciamos aquí, y fuera de programa, una nueva emisión de "La Hora de la Nostalgia", "Nostalgy Hour", "L’heure de la nostalgie", "L’ora della nostalgia"... ositoko, ositaka. Son ya muchos los artistas que han pasado por “La hora de la nostalgia”, pero hemos recibido innumerables pedidos de nuestro público solicitándonos la presencia en nuestro programa de un gran artista, aunque sea uno… y hoy hemos podido complacerlos por fin. Tenemos esta noche una visita que nos llena de emoción y de recuerdos. Se trata de un artista querido, respetado por todos ustedes, famoso autor e intérprete de célebres temas de los años veinte, tales como “Plánchame las polainas”, “Vuelvo a ti pues no encontré nada mejor”,  tantos temas que hicieran las delicias de varias generaciones. Ya sé que todos saben de quién estoy hablando. Tengo el inmenso orgullo de presentarles con su elegancia, sus canciones, su emoción y sus recuerdos al gran José Duval.


(Entra Marcos haciendo el papel del viejo y desmejorado José Duval)


Daniel Rabinovich: Señor Duval, qué alegría tan grande tenerlo esta noche con nosotros en “La hora de la Nostalgia”, muchísimas gracias por haber venido.


(Marcos interpreta la frase como una despedida y se dispone a salir del escenario, pero Daniel lo retiene)


Daniel Rabinovich: Qué emoción tan especial sentimos los que lo hemos visto tantas veces en el cine. También en el teatro ¡Cuántos recuerdos! Hitos en toda... Díganos, señor… Díganos...


(Marcos asiente y pierde el equilibrio, inclinando su cuerpo hacia atrás. Todos se asustan y Daniel lo sujeta y ayuda a recuperar la posición vertical)


Daniel Rabinovich: Díganos, señor Duval, ¿no lo asalta de vez en cuando la melancolía, la memoria de las cosas perdidas?
Marcos Mundstock: Es que justamente lo que he perdido es la memoria.
Daniel Rabinovich: ¿Piensa usted que su arte ha evolucionado en tantos años?
Marcos Mundstock: Sí, uf, si habrá evolucionaaaa...


(De nuevo pierde el equilibrio hacia atrás y Daniel vuelve a sostenerlo. Marcos se agarra a Daniel para no caerse)


Marcos Mundstock: Permítame... Uf, si habrá evolucionado. Yo cuando comencé era lo que se llama un típico artista de mmm... un artista de mmm... un artista de mmm... Music Hall.
Daniel Rabinovich: Music Hall.
Marcos Mundstock: Sí, es que a veces no me entra bien la primera... Ah, y sabe lo que sucede es que al lanzar el aire a veces se me complica... (se coloca la dentadura) Pero luego con los años mi estilo se fue mmm... mi estilo se fue mmm...
Daniel Rabinovich: Music Hall.
Marcos Mundstock: No, se fue enriqueciendo. Y vea, el secreto en una carrera tan prlff... en una carrera tan prlff... prlff... en una carrera tan (Daniel le sujeta la mandíbula) prolongada, gracias, el secreto es haber sabido mantener siempre el equilibrio. Porque...


(Marcos vuelve a tambalearse hacia atrás y Daniel lo sujeta de nuevo. Para que no vuelva a suceder, Daniel le separa un poco las piernas para que guarde mejor el equilibrio)


Marcos Mundstock: Fantástico, ya no saben qué inventar. Ji, ji...
Daniel Rabinovich: ¿Y cómo es que sigue actuando todavía?
Marcos Mundstock: Eso es lo que yo me pregunto.
Daniel Rabinovich: ¿Cuál es el secreto?
Marcos Mundstock: La juventud de espíritu. Escuche esto: siempre se tienen... 


(Marcos se queda dormido y comienza a roncar, hasta que Daniel lo despierta tocándole el brazo)


Marcos Mundstock: Que venga la enfermera... y después que vengan las chicas... que venga Rosita, esa que tiene las... 
Marcos Mundstock: Buenos días, Rosita.
Daniel Rabinovich: Es la "La hora de la nostalgia".
Marcos Mundstock: ¿Qué hora es?
Daniel Rabinovich: Es "La hora de la Nostalgia", le estamos haciendo una entrevista hablando de la juventud de su espíritu.
Marcos Mundstock: Ah... ¿y? ¿Y usted quién es?
Daniel Rabinovich: Yo soy el entrevistador.
Marcos Mundstock: ¿Y yo quién soy?
Daniel Rabinovich: José Duval
Marcos Mundstock: Ahhh, sí. Me suena. Ahh sí, sí. Ahora me acuerdo. Lo que yo le estaba anoche es que: Siempre se tienen... (Le tiembla la mano). No, no se preocupe. No es que la mano tiemble, no, lo que pasa es que el resto está quieto. Es una ilusión óptica. "Siempre se tienen veinte años en un rincón del corazón, aquí, a un lado del marcapasos"
Daniel Rabinovich: Escuchando su voz es inevitable que acuda a nuestra memoria alguno de sus innumerables éxitos, como por ejemplo Jeannette…
Marcos Mundstock: ¡Ah, sí!, Jeannette, Jeannette… Porque, vea cuando yo… ¿Cuál?
Daniel Rabinovich: Jeannette, ¿por qué no nos canta unos compases de Jeannette?
Marcos Mundstock: Ah, aunque sea, sí…
Daniel Rabinovich: El señor José Duval.


Marcos Mundstock:
Jeannette, Jeannette, Jeannette,
cuando pienso en ti, me agita la emoción.
(Daniel se acerca por si pierde el equilibrio)
Jeannette, Jeannette, Jeannette,
cuando pienso en ti, yo pierdo la razón.
(Daniel vuelve a estar atento por si se cae)
Jeannette, Jeannette, Jeannette,
cuando pienso en ti, me duele el corazón.
(Daniel escucha el corazón de Marcos y le dice algo al oido)
Por eso, nunca pienso en ti.


Daniel Rabinovich: Muchas gracias, José Duval. Hablemos un poquito de su juventud, allá por el siglo XII... 1912, de sus primeros romances, de su relación con la bailarina Brigitte Coco.
Marcos Mundstock: Ah... Brigitte Coco, Brigitte Co-co-co... ¿Cómo dice?
Daniel Rabinovich: El romance que tuvo con Brigitte Coco.
Marcos Mundstock: Ah, ja, ja. Bueno, vea, Brigitte era mucho más joven que yo... todos son mucho más jóvenes que yo... y nunca olvidaré el día en que me dijo: "José...", porque ella me decía José...
Daniel Rabinovich: ¿Por qué?
Marcos Mundstock: Porque me llamo José, ¿cómo quiere que me llame?. ¿Qué le pasa, joven? No... Me dijo: "José, pronto seremos tres".
Daniel Rabinovich: ¿Iba a tener un hijo?
Marcos Mundstock: No, iba a tener un amante. Ya por ese entonces nuestro hijo tenía cuatro años y era un mmm... y era un mmm...
Daniel Rabinovich: Music Hall.
Marcos Mundstock: ¿Cómo una criatura va a ser Music Hall? Oiga, de verdad, me preocupa usted, joven. ¿No quiere que le recomiende a mi pediatra? No, nuestro hijo era un mmm... granuja. Y como todo hijo de artista no le gustaba irse a dormir temprano; entonces yo le cantaba para que se durmiera, aaahhh, le cantaba, aahh, le cantaba… hasta que un día me dijo que prefería que le pegase.
Daniel Rabinovich: Todos recordamos aquella hermosa canción que usted compuso para Brigitte Coco, titulada “Solos Brigitte y yo”. Nos encantaría recordarla.
Marcos Mundstock: Sí, sí, a mí también.
Daniel Rabinovich: El señor José Duval:


Marcos Mundstock: El señor José Duval...
Daniel Rabinovich: Pasa el tiempo y al pasar...


Marcos Mundstock: ¡Pero me sopla otra cosa!


Pasa el tiempo y al pasar
borra el antes y el después.
Pero nunca he de olvidar
lo que ocurrió aquella vez... eh... ¿Qué ocurrió?


Daniel Rabinovich: Entre rosas.
Marcos Mundstock: Ahh, sí, sí ¿Querés los de Rosita?
Daniel Rabinovich: Entre rosas y gladiolos…


Marcos Mundstock:
Entre rosas y gladiolos,
cuando el sol apareció,
estábamos al fin solos,
solos Brigitte y… y…
Daniel Rabinovich: Y yo…
Marcos Mundstock: Solos Brigitte y usted…
Daniel Rabinovich: No. Yo… usted.
Marcos Mundstock: Ah, claro, Solos Brigitte y yo y usted.
Daniel Rabinovich: No, señor Duval, estaba usted solo.
Marcos Mundstock: Se ve que Brigitte no había venido.


Y allí estaba solo yo
con el cielo por testigo.
Junté coraje y exclamé:
¡Quiero casarme... conmigo!


Daniel Rabinovich: Muchas gracias, señor Duval. Bueno, para terminar ya con este suplic... con esta entrevista, sabemos que está escribiendo un libro.
Marcos Mundstock: Ah, el libro, sí. Le han dicho ya del libo... No, lo que pasa es... la yema es la que tiene el colesterol, no, la clara, no porque es la que tiene... Ahhh, ¿sabe qué? Tengo una primicia para usted: Estoy escribiendo un libro. 
Daniel Rabinovich: ¿Cómo se titula?
Marcos Mundstock: ¿Qué cosa?
Daniel Rabinovich: El libro.
Marcos Mundstock: ¿Qué libro?
Daniel Rabinovich: Sabemos que está escribiendo un libro...
Marcos Mundstock: Ah, no, ya sé a qué se refiere usted. Lo que pasa es que yo ya tengo varios libros escritos... sí, sí, yo ya los compro escritos... Sí, vea, para mí un libro, escuche bien lo que le voy a decir, un libro tiene que estar escrito. No, un libro si no está escrito... es como que no me dice nada. Entonces yo voy y le digo: Deme un libro, pero que esté escrito.
Daniel Rabinovich: Sabemos que está escribiendo un libro...
Marcos Mundstock: Y dale con el libro... Mire, cambiemos de tema; ¿sabe una cosa? Estoy escribiendo un libro.
Daniel Rabinovich: ¿Cómo se llama?
Marcos Mundstock: José Duval, a sus órdenes.
Daniel Rabinovich: No, ¿cómo se llama el libro?
Marcos Mundstock: Y que se yo... se le dirá: Venga, libro. Librito, librito, librito. Fascículo... fasciculito...
Daniel Rabinovich: No, ¿cuál es el título?
Marcos Mundstock: ¡Ah, el título! “Memorias”
Daniel Rabinovich: Y debe haber escrito unas cuantas cosas acerca de la hermosa Deborah Duncan...
Marcos Mundstock: Ja, ja, ja, ja, ja...
Daniel Rabinovich: ¿Se está riendo o está llorando?
Marcos Mundstock: ¡Estoy tosiendo!
Daniel Rabinovich: Digo que debe haber escrito unas cuantas cosas acerca de la hermosa Deborah Duncan. Usted que fue un gran seductor cuando...
Marcos mundstock: No, mire, me voy a poner como me enseñó usted... es fantástico, porque así no me voy ni para atrás ni para adelante... Deborah Duncan, qué hermosa mujer... Y todavía, hoy, lo sigue siendo, ¿eh? Estos días he leído en el periódico que, aún mayorcita, ha sido elegida “Miss Aniversario”.
Daniel Rabinovich: No, lo que usted leyó fue “Misa Aniversario”.


(Carlos Núñez hace gestos de que Deborah se fue al cielo, y Marcos, sobrecogido, intenta reponerse y se da un golpe en la cabeza con el micrófono)


Marcos Mundstock: Mire, acabo de recordar a Deborah Duncan de golpe... Yo a Deborah la conocí en los comienzos de mi carrera, yo a ella la conocí en el mmm... en el mmmm...
Daniel Rabinovich: En el veinte, treinta...
Marcos Mundstock: ¡No, en el Music Hall!


(Marcos se vuelve hacia atrás para burlarse de Daniel con los demás. Cuando se acerca de nuevo al micrófono, Carlos Núñez avisa a Daniel para que evite otro golpe en la cabeza. Cuando Marcos se coloca recto, Daniel le pone delante el micrófono, y Marcos golpea su cabeza contra él)


Daniel Rabinovich: Todos recordamos aquella hermosa rumba que usted compuso especialmente para Deborah Duncan, titulada: "Muevte muchacha". ¡Entonces terminamos con “Muévete, muchacha”!


(Daniel coloca los brazos a Marcos hacia arriba y éste baila moviéndolos de un lado para otro)


Marcos y Daniel:
Muévete muchacha,
muévete mi amor.
Bailemos sin cesar,
bailemos sin descanso
Este ritmo agotador.


(Marcos pierde el equilibrio y Daniel lo sujeta por detrás por la cintura. Jorge va también a ayudar y toma de la cintura a Daniel. Los tres forman una conga y en fila salen del escenario bailando)













Fuente: Los Luthiers de la Web

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