viernes, 1 de junio de 2012

154. Serenata intimidatoria (Último aviso)

Carlos Núñez Cortés: No, no, no, Daniel, no, no, todo tiene su límite, mi viejo. No, escuchame, pero ¿cuántas veces? ¿Pero qué se creyó esta mina? Una vez, dos veces, tres veces, pero todo tiene su...
Daniel Rabinovich: Tranquilizate, tenés que tratarla con dulzura. Un momentito.
Carlos Núñez Cortés: Estoy a punto de cometer una locura y vos me decís que me tranquilice... no me puedo tranquilizar...
Daniel Rabinovich: Te vamos a ayudar nosotros.
Carlos Núñez Cortés: No, no, Daniel, ahora. Ahora va a saber quién es un hombre de verdad.
Jorge Maronna: ¿Por qué, quién más viene?
Daniel Rabinovich: Carlitos, ¿le vas a cantar una serenata?
Carlos Núñez Cortés: Sí.
Daniel Rabinovich: Serenate.

Carlos Núñez Cortés:
Lo voy a intentar. ¡Cristina!

No juegues con mi paciencia,
detén tanto tonto intento,
deténte, tenme contento,
o atente a las consecuencias.

Manténte atenta y solícita.
Mientras tanto, nada intentes.
No me tientes a que atente
contra tu integridad física.

¡Música, maestro!

(Comienza a sonar un corrido mexicano. Carlos, que sigue indignadísimo, agita las maracas con grandes aspavientos)

Carlos Núñez Cortés:
Me rechazas con gesto adusto,
estás disgustada quizás.
Con el tiempo aprenderás
a vivir junto a mí... a disgusto.

No pretendo en absoluto,
ya que estás tan indecisa,
que respondas muy deprisa...
¡Dispones de medio minuto!

(Los demás frenan a Carlos e intentan suavizar la situación)

Coro:
Él la ama cual brisa fresca,
la ama con tierno y dulce querer.

Carlos Núñez Cortés:
Y yo, cuando amo a una mujer,
¡Me gusta que me obedezca!

Daniel Rabinovich: ¡No, tranquilizate, dale tiempo!
Carlos Núñez Cortés: Está bien, lo voy a intentar, lo voy a intentar. Música, maestro.

(Vuelve a sonar el corrido mexicano y Carlos sigue haciendo los mismos aspavientos con las maracas, cada vez más exagerados)

Carlos Núñez Cortés:
Me dices que no me quieres,
que espere, no sé hasta cuándo.
Yo te sigo implorando...
¿Pero quién te crees que eres?

¡Es que la voy a moler a palos!

Daniel Rabinovich: Carlitos, vení para acá, vení para acá.

Carlos Núñez Cortés:
Baja, no digas que no.
Baja y apaga este fuego.
Baja, baja, te lo ruego...
¡O bajas tú o subo yo!

(De nuevo el resto del grupo se ve forzado a intervenir ante el cariz que toma la situación)

Daniel Rabinovich: ¿Cómo vas a subir, cómo vas a subir?

Coro:
Fue un enfado involuntario,
pero no volverá a suceder.

Carlos Núñez Cortés:
Es una infamia pegarle a una mujer…
¡Salvo que sea necesario!

Daniel Rabinovich: ¡Pero cómo va a ser necesario!

Carlos Núñez Cortés: ¡Música, maestro!

(Los gestos con las maracas son cada vez más llamativos)

Carlos Núñez Cortés:
Cuando en mi mente se agolpe
cual tropel la poesía
lograré que seas mía, verso a verso...
¡Golpe a golpe!

Entrégame tu corazón,
entrégate, amado baluarte,
pues al fin vas a entregarte...
¡Tenemos rodeado el balcón!

Daniel Rabinovich: No tenemos rodeado el balcón, no hemos rodeado ningún balcón...
Carlos Núñez Cortés: ¡Un momentito, un momentito! La señorita me acaba de sonreír. ¡Ja, ja! Ahí tenés… y me hizo un gesto de que espere.
Daniel Rabinovich: ¿Que esperes qué?

(Aparece un asistente de escena con una carta en la mano que entrega a Carlos)

Carlos Núñez Cortés: ¿Y esto? ¡Me mandó una carta! ¡Una carta de Cristina García!

Coro:
Qué final tan estupendo,
la alegría lo desborda.

(Carlos, emocionado, abre la carta de su amada Cristina García y la lee)

Carlos Núñez Cortés:
“¿Qué es lo que vende? No le entiendo.
Discúlpeme, pero soy sorda."




Fuente: Los Luthiers de la Web

No hay comentarios:

Publicar un comentario