lunes, 4 de junio de 2012

67. Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto y de cómo se desenvolvió (Cantata)

Marcos Mundstock:
Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica. Se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla cuyos volúmenes le apasionaban. Así supo  de la existencia de un enigmático personaje del siglo XV, El Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras. Al principio de su investigación Mastropiero creyó que Don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz, pero luego cotejando ciertas fechas comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos días. Está bien...

Mastropiero ya estaba por abandonar la pesquisa cuando encontró en la biblioteca el manuscrito de un anónimo poema épico inspirado en el diario de viaje del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras. Según el poema, Don Rodrigo había arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América. Lo que por fin explicaba su título de adelantado. El poema describía  su heroico periplo hacia el norte del nuevo continente, gloriosa gesta de muchos años, que culmina en la isla de Puerto Rico. Deslumbrado por el poema, Mastropiero la usó como texto para una de sus obras más célebres con la que Les Luthiers finalizan su concierto de esta noche: "Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto y de cómo se desenvolvió". La obra se inicia con el arribo de Don Rodrigo a lo que luego se denominaría el Río de la Plata.

Marcos Mundstock: Culmina Rodrigo dura travesía. Se acerca a la costa su fiel carabela después de seis meses de brava porfía. Desciende orgulloso y con galanura, ya clava su espada en la tierra soñada, la tierra del oro y de la aventura
Carlos Núñez Cortés: Llegados a tierra firme, con nativos pronto dimos.
Coro: ¡Nos descubrieron!, ¡por fin nos descubrieron!
Carlos Núñez Cortés: Y en convite conocimos sus tolderías.
Coro: Pasen y vean que lindas tolderías.
Carlos Núñez Cortés: Al conocer sus tesoros despertó mi idea fija y al final cambiamos oro por baratijas...
Marcos Mundstock: Oro por baratijas. ¡Qué abuso! ¡Qué trueque tan desigual! Después del canje, Don Rodrigo guardó en un cofre todo lo que había obtenido. Montañas de baratijas.
Carlos Núñez Cortés: Tramposos, aprovechadores, devolved el oro...
Coro: ¡Minga!, ¡minga!
Carlos Núñez Cortés: Rescatemos nuestro oro, mis valientes. Con coraje, con la espada... con los dientes. ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!!
Marcos Mundstock: ¡Firme, sin dudar, ante el enemigo! ¡Firme, con valor, firme Don Rodrigo! Y Don Rodrigo...firmó la rendición! Echa a andar Rodrigo tras mejor estrella, leguas y más leguas hacia el rumbo norte. Le siguen sus huestes en la heroica huella a través de montes, de valles, de sierras... mas ¡destino esquivo!. Encuentra nativos que cantando auguran sus hores de guerra.
Coro:
Somos los indios pampas, muy renombrados.
Joyas, collares, mantas vendemos en el mercado.
Y a los que no nos compran nos los comemos asados.
Carlos Núñez Cortés: No conseguiréis asustarme tras tan larga travesía. He venido a conquistarles (y a vender artesanía). ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!!
Carlos Núñez Cortés: Sí me muevo.
Marcos Mundstock: Y huye Don Rodrigo otra vez al norte. Triste, sin su tropa huye solitario. Descarga del hombro su pesado cofre y haciendo un alto anota en su diario...
Carlos Núñez Cortés: Ayer dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados... con todo éxito. He debido proseguir solo esta marcha, ya que los indios decidieron quedarse a comer con los soldados... digo a los soldados
Marcos Mundstock: Y en varias jornadas de marcha muy dura llega a una meseta de increíble altura.
Carlos Núñez Cortés: Llegué a tierras altiplanas arrastrando con porfía mi cofre de artesanías, magra fortuna. Allí encontré indios buenos que al ver mi traza ruinosa me cantaron una hermosa canción de puna...

Coro:
Duermase, Don Rodrigo duermase
Cierre sus ojitos, no los deje abiertos

Que si no se duerme se va a quedar despierto

¡Duérmase, duérmase! ¡Duerma Don Rodrigo!

¡Duérmase, duérmase! Vamos, duermase.

¡Duérmase, duérmase de una vez!

...¡Arrorró!
Marcos Mundstock: Diez horas duró este arrullo puneño. Rodrigo agotado por tal cortesía prosigue su viaje en busca del sueño... El sueño de gloria que alienta sus días: Descubrir poblados, conquistar reinados... y vender si puede las artesanías.
Carlos Núñez Cortés: Con mis fuerzas casi extintas a vasto imperio llegué. Puse pie en tierra de incas, o sea, hice hincapié.
Marcos Mundstock: Y llega Rodrigo en día de fiesta.
Carlos Núñez Cortés: Y vi de pompa y boato como no vi en cortes nuestras. Sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros, y vi de tres mil guerreros que de poder daban muestras. Esclavos y servidores...  y como diez mil extras.

Coro: Somos los incas
Daniel Rabinovich:
Somos los incas un pueblo incansable
Nuestras riquezas son incalculables

Abominamos de incautos e incapaces

Pero nuestras canciones son todas incantables

Marcos Mundstock: La gala imponente del fastuo aborigen recuerda a Rodrigo su sino glorioso, el noble designio que al viaje dio origen. Y encarando al inca anuncia gozoso:
Carlos Núñez Cortés: ¡Artesanías, vasijas de barro, ponchos, mates, boleadores, todo a mitad de precio debería usted comprar...!
Marcos Mundstock: Rodrigo es prendido por doce nativos mas lucha, se zafa y proclama altivo:
Carlos Núñez Cortés: ¡Deteneos, ignorantes, atrasados! Desde hoy quedáis todos conquistados. ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!
Coro: Uhhhhhhhh!!!!
Marcos Mundstock: Quinientas leguas al norte Rodrigo un tanto agitado, triste nota que los incas del cofre se han inca-utado. El cofre que fue en la huída olvidado, abandonado, digamos que fue en verdad tontamente descuidado...
Carlos Núñez Cortés: ¡Hombre habrase visto tamaña insolencia, tamaña desvergüenza!
Marcos Mundstock: Eeeh, no, Rodrigo vehemente injuria a los incas pues le han privado de sus propiedades...
Carlos Núñez Cortés: ¡No hablo de los incas, me refiero a algunos que gozan contando mis intimidades y encima me insultan!
Marcos Mundstock: Pues no, yo no he sido.
Carlos Núñez Cortés: Sí, yo le he oído. Usted dijo tonto...
Marcos Mundstock: ¡Dije tontamente!
Carlos Núñez Cortés: Bueno, parecido
Marcos Mundstock: Parecido no es lo mismo, caballero.
Carlos Núñez Cortés: ¡Es que usted está diciendo falsedades!
Marcos Mundstock: ¡Me atengo a la historia!
Carlos Núñez Cortés: ¡Mentiras!
Marcos Mundstock: ¡Verdades! Y yo no discuto con aventureros.
Carlos Núñez Cortés: Y yo no discuto con aficionades.
Marcos Mundstock: Dirá usted aficionados.
Carlos Núñez Cortés: La rima es lo que me inspira. Yo he dicho aficionades en lugar de aficionados porque usted dijo verdades.
Marcos Mundstock: ¡Con que yo dije verdades! ¡Luego usted dijo mentiras!
Carlos Núñez Cortés: ¡Terco y duro como una pared!
Marcos Mundstock: ¿Y eso con qué rima?
Carlos Núñez Cortés: ¡Con usted, hombre, con usted!
Daniel Rabinovich: ¡Haya paz! ¡Haya paz! Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda, que si seguís discutiendo os vais a ir a la... ¡Haya paz!
Marcos Mundstock: Quinientas leguas al norte, prosigo, en un bosque encuentra nativos Rodrigo que bailan y cantan con dulces sonidos.
Coro: Conozca nuestra cumbia que es el baile nacional
Visite usted Colombia y su ciudad capital: Bogotá.
Carlos Núñez Cortés: Colombia, Colombia, ¿Habéis dicho Colombia?... ¿Es que ya ha pasado por aquí Don Cristóbal? Pues nada, de ahora en adelante este país se llamará... ¡Rodrigombia! Decidme nativos, ¿do están los tesoros?, ¿do están las minas de plata y de oro?
Todos: ¡No tenemos!
Carlos Núñez Cortés: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes, zafiros,  topacios, rubíes, diamantes?
Todos:¡No, no, no!
Carlos Núñez Cortés: ¿Estaño, antimonio, cobre o manganeso?
Todos: ¡Nada de eso!
Carlos Núñez Cortés: ¿Carbón, piedra pómez?
Todos: ¡Nones!
Carlos Núñez Cortés: ¿Botellas vacías?
Todos: ¡No!
Carlos Núñez Cortés: ¿Ropa usada?
Todos: ¡No!
Carlos Núñez Cortés: ¿Es que no tenéis nada?
Todos: ¡Tenemos un buen café, aromático y sabroso, café de Rodrigombia!
Marcos Mundstock: Al ver Don Rodrigo que nada consigue, con rumbo nordeste su viaje prosigue. 
Carlos Núñez Cortés: Al llegar cerca del mar rogué que no se extinguieran mis fuerzas que entonces eran por demás flacas. Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar y en aquel hermoso lar fundé ¡Caracas! Fundé Caracas y acerté a fundarla en tan hermoso valle...
Marcos Mundstock: Fundó Caracas, dice.
Carlos Núñez Cortés: Acerté a fundarla en tan hermoso valle...
Marcos Mundstock: Acertó a fundarla... Y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas, que ya estaba fundada y él no la vio...
Carlos Núñez Cortés: Bueno, hombre, con la prisa...
Marcos Mundstock: Los guardias, perplejos y algunos paseantes intentan prenderlo y en cárcel ponerlo. Rodrigo protesta fiero, desafiante...
Carlos Núñez Cortés: ¡Mi honra está en juego y de aquí no me muevo!...
Daniel Rabinovich: Por ante este tribunal se condena a Don Rodrigo Díaz de Carreras a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico por los delitos de portación de armas y fundación ilícita. Archívese. No. A él.
Carlos Núñez Cortés: Estando el barco al llegar a donde cumplir mi pena de esclavos oigo un cantar que a negro destino suena:
Daniel Rabinovich:
Omoianga chingue umuniengue gi
Anuianga chingengue tonga ie
Omoianga chingue pumañangan te
Nienienienguenton (¡Achicoria!)
Amanianga, tundangan nengue te
Amanianga, tundangan ta, ta
Amanianga, tundangan tengue ta
Amaianga (¡Achicoria!)
Amaianga tenengute (¡No!)
Amaianga tunengolengue (¡Tampoco!)
Amaianga nemenguelenge (¡Eso sí!)
Aiá tú, acá io,
Aiá io, acá tú
Aiá tu y io, acá (¡Achicoria!)
Aquí toco yo, aquí toco yo,
Aquí toco yo, Aquí tocaba yo
Carlos Núñez Cortés: Más ni bien pise tierra firme fui conmovido por los ojos renegridos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra... del amor que el alma llena... Ya vendrá otra gente a conquistar las Indias, yo me quedo aquí a conquistar... ¡Mi negra!

Coro:
No hay en la vida nada como mi negra
Nada, nadita, nada... como mi negra
No hay en la vida nada como mi negra (¡Achicoria!)
Nada, nadita, nada... como mi negra
Hoy la brisa está tan suave
Como mi negra
Que los juncos se bambolean
Como mi negra
Y la música es tan bonita
Como mi negra
Es tocada por todo el mundo
Como mi ne..
Daniel Rabinovich: Y aquí se acaba la historia de Don Rodrigo ¡y el show, chico!

Coro:
Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba,
Se acaba, se acaba, se acaba, se acaba,
Se acaba, se acaba, se acaba, ¡Se acabó!





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