Marcos Mundstock: ¡Oh, carta de Elisabeth! Oh, hermosa muchacha, cuánto me amas. Veré qué me dices en tu carta y compondré una sonata inspirada en ella. A ver... "Mi querido Johann, he pensado mucho en nosotros, sabes cuánto admiro tu arte..." Bueno... "Aleluya, eres un artista de verdad". Ajá.
(Durante toda la obra Marcos va leyendo la carta de su amada, a la vez que va componiendo una sonata. Cada vez que escribe en la partitura -utilizando una pluma de ave y un tintero-, se oye de fondo la música de lo que va componiendo. Después de escribir algunas notas, se detiene y se queda pensativo)
Marcos Mundstock: ¿Y ahora cómo sigo? Ah, ya sé.
(Prosigue escribiendo la sonata y se vuelve a detener, esta vez porque no sale tinta y no puede escribir. Aprieta la pluma contra el papel, le echa aliento... hasta que descubre que la solución es mojar la pluma en el tintero)
Marcos Mundstock: "Querido Johann, los primeros días te he echado mucho de menos, me he sentido muy sola entre esta gente desconocida..."
(Vuelve a componer y la música cambia a un tono más triste y melancólico en concordancia con el estado de ánimo de Elisabeth)
Marcos Mundstock: "¿Por qué nunca quisiste pedir mi mano?"
(La melodía se interrumpe y suenan algunos acordes de la marcha nupcial, para luego continuar con la melodía anterior)
Marcos Mundstock: "Querido Johann, siempre recuerdo aquel atardecer en que caminábamos por el bosque de Regenwald y todo era hermoso. La alondra cantaba..."
(Daniel se coloca junto a Marcos, y con varios instrumentos comienza a imitar los sonidos que describe Elisabeth en su carta: la alondra, los grillos...)
Marcos Mundstock: "Los grillos cantaban también... También las golondrinas... Y también las montañas..."
(Daniel no sabe cómo simular el sonido de las montañas)
Marcos Mundstock: "Y también las montañas eran hermosas".
(Daniel aliviado explica por gestos a los músicos que no sabía cómo imitar a las montañas, sólo se le ocurría hacer como que bajaba la ladera esquiando. Marcos sigue leyendo la carta y Daniel le complementa con efectos sonoros)
Marcos Mundstock: "Recuerdo cómo nos arrojamos sobre la hierba... tus besos... tus fuertes abrazos... y cómo se avivó la llama de nuestro amor y ocurrió aquello..."
(Daniel interpreta "aquello" con un fuelle, haciendolo funcionar sincronizado con la música)
Marcos Mundstock: "Aquello... aquello fue bastante agradable... Johann, qué afortunada soy al tenerte como confidente, aleluya eres un amigo de verdad. La semana pasada concurrí a uno de esos tediosos bailes en casa de la duquesa de Genoux" (Música de salón) "Era un agasajo al joven y apuesto duque Alfredo que regresaba del Caribe".
Coro: (Música caribeña) ¡Azucar! ¡Caliente!
Marcos Mundstock: "El joven y apuesto duque Alfredo insistió en que lo acompañara... a otra fiesta... Una fiesta... íntima" (Música dramática) "Luego fuimos a su palacio, aleluya un palacio de verdad. Me llevó a conocer el gran salón de baile" (De nuevo música de baile mientras Daniel baila sólo) "Las caballerizas... las pajareras... y por fin su alcoba. Y allí apasionadamente me..."
(Daniel vuelve a interpretar los besos, abrazos, y "aquello". Daniel se emociona con el fuelle y Marcos le replica enfadado)
Marcos Mundstock: ¡Largá un poco!... "Nunca olvidaré ese torrente de pasión" (Daniel vierte agua de una jarra en un recipiente) "Y una vez más, sobre la alfombra" (Daniel sopla la alfombra con el fuelle) "Colgados de la araña" (Daniel sopla con el fuelle una lámpara imaginaria) "En la bañera" (Daniel mete el fuelle en el recipiente lleno de agua) "¡Aleluya, aleluya, por fin un hombre de verdad!"
(Marcos levanta la pluma con la que ha estado escribiendo la sonata y se la clava en el pecho a modo de suicidio, a la vez que termina la sonata)
Fuente: Los Luthiers de la Web
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