Marcos Mundstock:
Cierta vez, se presentó ante el célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero un enigmático caballero de blanca peluca y nobles modales, y le encomendó una obra musical para el homenaje póstumo al doctor, al famoso médico, doctor Schmerz von Utter, que se llevaría a cabo en los salones de la SOGINOBST, la Sociedad de Ginecología y Obstreticia. El caballero pagó por adelantado los honorarios del compositor y se despidió sin darse a conocer. Mastropiero compuso entonces la cantata para cuatro voces masculinas, titulada "Te has ido, oh ilustre, oh abnegado, o...bstetra".
La primera voz de esta cantata relata el día en que el abnegado doctor von Utter recorrió cinco leguas a pie para asistir en el parto a una humilde campesina abandonada por su novio. La segunda voz canta acotaciones circunstanciales sobre los hechos narrados, y las dos voces restantes ensalzan las virtudes del difunto. Sin embargo, comenzados los ensayos, Mastropiero decidió suprimir la voz que hacía las acotaciones circunstanciales. El cambio se debía... El cambio se debía a que la solemnidad de las honras póstumas no estaba de acuerdo con dichas acotaciones circunstanciales, que eran del tipo de “¡puje, puje, señora!", "¡upalalá!", "listo el pollo", etcétera.
Pero un grupo de notables socios de la SOGINOBST convenció a Mastropiero de que también suprimiera la voz que relataba la anécdota. Habían surgido... Habían surgido algunas dudas sobre la veracidad de la historia: el doctor von Utter no habría recorrido cinco leguas a pie, sino sólo cuatro leguas y en un lujoso carruaje; además la parturienta no habría sido una humilde campesina abandonada por su novio, sino una rica condesa que además le habría suministrado el carruaje. Este bello dúo conserva el elogio de las virtudes del extinto y se lo sigue interpretando hasta nuestros días, a pesar de una curiosa superstición según la cual su ejecución acarrea diversas desgracias a los intérpretes: venganzas, quebrantos económicos, accidentes... y no sólo eso, también súbitos tics nerviosos, temblores, mareos...
Pero este dúo no es la obra que hemos de escuhar hoy, como tampoco... como tampoco llegó a ejecutarse en las honras póstumas del doctor von Utter, ya que nuevamente comparecieron los miembros de la SOGINOBST y acordaron con el compositor que lo mejor sería volver al cuarteto original, pero con un cambio: en lugar de voces masculinas, ejecutado con instrumentos de viento. Los colegas del doctor von Utter preferían evitar toda referencia a los hechos, ya que se habían confirmado las sospechas: La humilde campesina, en efecto, no era tal, sino la condesa de Regenschmutz; no era soltera, sino casada; y no había dado a luz la noche en que la visitó von Utter, sino nueve meses después.
Entonces Mastropiero pensó que un cuarteto de vientos no era lo ideal, y le adicionó instrumentos de cuerda, más adecuados para un homenaje. El compositor veía complacido cómo un simple encargo iba en camino de convertirse en una obra maestra. Y esta obra maestra reclamaba la inclusión de un nuevo instrumento: el piano. Por suerte, el enigmático caballero de la blanca peluca y los nobles modales, todavía no había regresado a reclamar la obra concluída.
Mastropiero estaba conforme. Se sentó tranquilamente a revisar lo que estaba componiendo y comenzó a sentir que algo sobraba: los instrumentos de cuerda. Y el piano también. Él se creía capaz de componer una obra genial volviendo a la simple formación del cuarteto de vientos, pero de otros vientos distintos. La obra quedaría definitivamente compuesta para vientos. Ahora Mastropiero sentía que ya nada sobraba en la partitura, más aún, algo faltaba: instrumentos de percusión.
Daniel Rabinovich: No me dejen solo, ¡no me dejen solo!
Marcos Mundstock:
Mastropiero estaba sumido en sus cavilaciones, cuando golpearon a la puerta. Era el enigmático caballero de la blanca peluca que le había encargado la música fúnebre para el homenaje al doctor von Utter. Esta vez el caballero reveló su identidad. "Yo soy -dijo- el conde de Regenschmutz". El marido de la condesa. Y agregó: "Durante mi ausencia he estado persiguiendo a von Utter para matarlo, pero se me escapó y sigue con vida en alguna parte. Por lo tanto, la ceremonia fúnebre se posterga hasta nuevo aviso".
Pero los miembros de la SOGINOBST decidieron realizar de todos modos un gran festejo de repudio al doctor Schmerz von Utter. Durante el mismo se ejecutó una pieza que combina los fragmentos descartados por Mastropiero. La escucharemos a continuación y se titula "Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd", jeje, cuya traducción al castellano es "Schmerz el mequetrefe, ese repelente vejete verde".
Coro:
Schmerz von Utter, oh, doctor
Oh, ilustre profesor...
von Utter
Oh, abnegado
Oh, ilustre obstetra
Schmerz von Utter
Oh, ilustre profesor...
von Utter
Oh, abnegado
Oh, ilustre obstetra
Bobo, bobo, pánfilo
Curandero, matasanos
Papanatas, papanatas, animal
Sinvergüenza, mentecato, miserable profesor
Bla, bla, bla, qué mentiroso y charlatán
Cochino, mequetrefe, cochino mequetrefe
miserable profesor.
Schmerz von Utter
Sinvergüenza, mentecato, profesor
Pícaro ginecólogo,
tunante, mentiroso y charlatán
Bobalicón, maldito bribón
¡Patán!
Cierta vez, se presentó ante el célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero un enigmático caballero de blanca peluca y nobles modales, y le encomendó una obra musical para el homenaje póstumo al doctor, al famoso médico, doctor Schmerz von Utter, que se llevaría a cabo en los salones de la SOGINOBST, la Sociedad de Ginecología y Obstreticia. El caballero pagó por adelantado los honorarios del compositor y se despidió sin darse a conocer. Mastropiero compuso entonces la cantata para cuatro voces masculinas, titulada "Te has ido, oh ilustre, oh abnegado, o...bstetra".
La primera voz de esta cantata relata el día en que el abnegado doctor von Utter recorrió cinco leguas a pie para asistir en el parto a una humilde campesina abandonada por su novio. La segunda voz canta acotaciones circunstanciales sobre los hechos narrados, y las dos voces restantes ensalzan las virtudes del difunto. Sin embargo, comenzados los ensayos, Mastropiero decidió suprimir la voz que hacía las acotaciones circunstanciales. El cambio se debía... El cambio se debía a que la solemnidad de las honras póstumas no estaba de acuerdo con dichas acotaciones circunstanciales, que eran del tipo de “¡puje, puje, señora!", "¡upalalá!", "listo el pollo", etcétera.
Pero un grupo de notables socios de la SOGINOBST convenció a Mastropiero de que también suprimiera la voz que relataba la anécdota. Habían surgido... Habían surgido algunas dudas sobre la veracidad de la historia: el doctor von Utter no habría recorrido cinco leguas a pie, sino sólo cuatro leguas y en un lujoso carruaje; además la parturienta no habría sido una humilde campesina abandonada por su novio, sino una rica condesa que además le habría suministrado el carruaje. Este bello dúo conserva el elogio de las virtudes del extinto y se lo sigue interpretando hasta nuestros días, a pesar de una curiosa superstición según la cual su ejecución acarrea diversas desgracias a los intérpretes: venganzas, quebrantos económicos, accidentes... y no sólo eso, también súbitos tics nerviosos, temblores, mareos...
Pero este dúo no es la obra que hemos de escuhar hoy, como tampoco... como tampoco llegó a ejecutarse en las honras póstumas del doctor von Utter, ya que nuevamente comparecieron los miembros de la SOGINOBST y acordaron con el compositor que lo mejor sería volver al cuarteto original, pero con un cambio: en lugar de voces masculinas, ejecutado con instrumentos de viento. Los colegas del doctor von Utter preferían evitar toda referencia a los hechos, ya que se habían confirmado las sospechas: La humilde campesina, en efecto, no era tal, sino la condesa de Regenschmutz; no era soltera, sino casada; y no había dado a luz la noche en que la visitó von Utter, sino nueve meses después.
Entonces Mastropiero pensó que un cuarteto de vientos no era lo ideal, y le adicionó instrumentos de cuerda, más adecuados para un homenaje. El compositor veía complacido cómo un simple encargo iba en camino de convertirse en una obra maestra. Y esta obra maestra reclamaba la inclusión de un nuevo instrumento: el piano. Por suerte, el enigmático caballero de la blanca peluca y los nobles modales, todavía no había regresado a reclamar la obra concluída.
Mastropiero estaba conforme. Se sentó tranquilamente a revisar lo que estaba componiendo y comenzó a sentir que algo sobraba: los instrumentos de cuerda. Y el piano también. Él se creía capaz de componer una obra genial volviendo a la simple formación del cuarteto de vientos, pero de otros vientos distintos. La obra quedaría definitivamente compuesta para vientos. Ahora Mastropiero sentía que ya nada sobraba en la partitura, más aún, algo faltaba: instrumentos de percusión.
Daniel Rabinovich: No me dejen solo, ¡no me dejen solo!
Marcos Mundstock:
Mastropiero estaba sumido en sus cavilaciones, cuando golpearon a la puerta. Era el enigmático caballero de la blanca peluca que le había encargado la música fúnebre para el homenaje al doctor von Utter. Esta vez el caballero reveló su identidad. "Yo soy -dijo- el conde de Regenschmutz". El marido de la condesa. Y agregó: "Durante mi ausencia he estado persiguiendo a von Utter para matarlo, pero se me escapó y sigue con vida en alguna parte. Por lo tanto, la ceremonia fúnebre se posterga hasta nuevo aviso".
Pero los miembros de la SOGINOBST decidieron realizar de todos modos un gran festejo de repudio al doctor Schmerz von Utter. Durante el mismo se ejecutó una pieza que combina los fragmentos descartados por Mastropiero. La escucharemos a continuación y se titula "Pepper Clemens sent the messenger: nevertheless the reverend left the herd", jeje, cuya traducción al castellano es "Schmerz el mequetrefe, ese repelente vejete verde".
Coro:
Schmerz von Utter, oh, doctor
Oh, ilustre profesor...
von Utter
Oh, abnegado
Oh, ilustre obstetra
Schmerz von Utter
Oh, ilustre profesor...
von Utter
Oh, abnegado
Oh, ilustre obstetra
Bobo, bobo, pánfilo
Curandero, matasanos
Papanatas, papanatas, animal
Sinvergüenza, mentecato, miserable profesor
Bla, bla, bla, qué mentiroso y charlatán
Cochino, mequetrefe, cochino mequetrefe
miserable profesor.
Schmerz von Utter
Sinvergüenza, mentecato, profesor
Pícaro ginecólogo,
tunante, mentiroso y charlatán
Bobalicón, maldito bribón
¡Patán!
Fuente: Los Luthiers de la Web
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