(Aparece Ernesto sentado en una especie de trono. Llama a sus músicos dando palmas, y aparecen Jorge con un laúd y Puccio con un latín)
Ernesto Acher: ¡Músicos! ¡Músicos! ¡Oh! Entrad, pasad…
Jorge Maronna: Majestad…
Ernesto Acher: "Acercados".
Jorge Maronna: ¿Eh?
Ernesto Acher: "Acerca-dos"
Jorge Maronna: ¡Ah, porque somos dos…!
Ernesto Acher: Espero que estéis a gusto en la corte.
Jorge Maronna: ¡Oh, sí, sí!
Carlos López Puccio: Estamos "encanta-dos"
Ernesto Acher: ¿Y… y… y qué música habéis preparado?
Jorge Maronna: Oh, majestad, hemos compuesto una pequeña canción en homenaje a vuestra esposa, la reina.
Ernesto Acher: ¡Oh, mi bella esposa! Sí, sí, adelante.
Jorge Maronna:
Dulce reina mía
una nueva fantasía en cada nuevo verso
deseo mostrarte.
No quiero decir más
lo que tú ya sabes.
El día en que te conocí
me pareció muy grande
tu inteligencia.
Vi tu nariz diminuta.
Vi tu cabellera
cayendo sobre tu cintura,
y tus pechos maternales.
Y ahora ves la sombra
de uno que sin esperanzas te ama,
ves el llanto
del desgraciado.
Porque tú perteneces a otro,
sólo eres... de tu marido
Ernesto Acher: ¡Bravo, bravo! Muy bien, pero quisiera escucharla una vez más.
Carlos López Puccio: Le gustó
Jorge Maronna: Sí, sí
Ernesto Acher: Pero a dos voces, me gusta más a dos voces.
Jorge Maronna: Pero... tengo una sola, majestad.
Ernesto Acher: No, no, quiero decir que tú también cantes. (Señala a Puccio)
Carlos López Puccio: Yo no sé la letra, majestad.
Ernesto Acher: ¡Oh, caramba! Bueno, entonces cantadla en canon.
Jorge Maronna: ¿En dónde?
Ernesto Acher: En canon, esa forma que primero canta uno y luego el otro hace la imitación. Tú comienza primero, y tú que no sabes la letra repites lo que él canta. ¿Qué ocurre, no sabéis lo que es un canon?
Jorge Maronna: Oh, sí, sí, sabéis…
Jorge Maronna: Dulce reina mía, una nueva fantasía en cada nuevo verso…
Carlos López Puccio: Dulce reina mía…
Jorge Maronna: Deseo mostrarte…
Carlos López Puccio: Una nueva fantasía en cada nuevo verso…
Jorge Maronna: No quiero decir más…
Carlos López Puccio: Deseo mostrarte…
Jorge Maronna: Lo que tú ya sabes…
Jorge Maronna: El día en que te conocí me pareció…
Carlos López Puccio: El día en que te conocí…
Jorge Maronna: Muy grande…
Carlos López Puccio: Me pareció…
Jorge Maronna: Tu inteligencia…
Carlos López Puccio: Muy grande...
Jorge Maronna: Vi tu nariz…
Carlos López Puccio: Tu inteligencia…
Jorge Maronna: Diminuta…
Carlos López Puccio: Vi tu nariz…
Jorge Maronna: Vi tu cabellera…
Carlos López Puccio: Diminuta…
Jorge Maronna: Cayendo sobre tu cintura…
Carlos López Puccio: Vi tu cabellera…
Jorge Maronna: Y tus pechos…
Carlos López Puccio: Cayendo sobre tu cintura
(Jorge se desespera por el rumbo que está tomando la letra de la canción e intenta distraer a Ernesto con movimientos exagerados. Puccio, imitando a Jorge, hace los mismos gestos)
Jorge Maronna: Y ahora ves la sombra de uno que sin esperanzas te ama…
Carlos López Puccio: Y ahora ves la sombra…
Jorge Maronna: Ves el llanto…
Carlos López Puccio: De uno que sin esperanzas te ama…
Jorge Maronna: Del desgraciado…
Carlos López Puccio: Ves el llanto…
Jorge Maronna: Porque tú perteneces a otro, sólo eres…
Carlos López Puccio: Del desgraciado…
Jorge Maronna: De tu marido.
Puccio y Maronna: ¡No, no, no, no!
(Ernesto sale corriendo tras ellos y los tres desaparecen de escena)
Fuente: Los Luthiers de la Web
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