Marcos Mundstock: Bienvenido hombre occidental. En este monasterio del lejano oriente encontrarás sacerdotes y maestros de artes marciales.
Daniel Rabinovich: Osóoo!! Oh extranjero, en larga jornada de entrenamiento aprenderás secretos de artes marciaaales, escucha a continuación estas primeras enseñaaanzas, enseñaaanzas. Osóoo!!
Jorge Maronna: Cuando te ataque un enemigo más fuerte, utiliza el poder de tu grito de esta manera: ¡SOCORRO!
Carlos López Puccio: Un luchador debe cuidar alimentación. En el comedor del Monasterio se puede ver un cartel que pone: “Oh extranjero, saborea tu tazón de sopa de arroz, deléitate luego con un plato de arroz cocido y toma un bocado de arroz sazonado con hierbas amargas”. También tenemos longaniza.
Todos: Uke, Uke. Uke, Uke.
Carlos Núñez Cortés: Cuando te enfrentes con un luchador más fuerte que tú, deberás moverte más rápidamente que él. Y si te alcanza, que Dios te ayude.
Todos: Uh, qué miedo.
Jorge Maronna: Debes tener moderación en tus costumbres. Ya lo dijo el poeta: "Anoche sobre la luna vi claramente dibujado un dragón con plumas. Debo beber menos".
Carlos Núñez Cortés: Cuando te enfrentes con un luchador más fuerte que tú, táctica defensiva no basta, hay que usar táctica ofensiva. Lo enfrentas y le gritas: ¡Maricón!
Marcos Mundstock: El camino de la sabiduría es largo. Encontrarás la fuerza en Kioto. Encontrarás la destreza en Kuwen. Pero la paz... se encuentra en Bolivia.
Carlos López Puccio: Si aquel que dice ser tu mejor amigo te clava un puñal en la espalda, debes desconfiar de su amistad.
Jorge Maronna: Y para finalizar, escucha este último consejo:
Carlos Núñez Cortés: Las artes marciales son parte de una filosofía.
Daniel Rabinovich: No deben ser consideradas un arma.
Carlos López Puccio: Y por eso, recuerda:
Todos: No hay nada como un buen revólver.
(Cuando todos salen de escena, Daniel saluda al público y empieza a simular una lucha de artes marciales. Marcos aparece para leer la introducción de la siguiente obra, y Daniel le pide que le deje leer a él. Marcos se burla y le explica que para leer se necesita una voz grave como la suya y hace ruidos para mostrar su voz)
Daniel Rabinovich: ¿Adonde dice eso?
Marcos Mundstock: Ooohhh…
Daniel Rabinovich: Yo también...
Marcos Mundstock: (Con voz aguda señala a Daniel) Pichi, pichi…
(Daniel pone su mano en el cuello de Marcos y luego en su propio cuello)
Marcos Mundstock: (Con voz grave) Ooohhh…
Daniel Rabinovich: (Con voz aguda) Pichi, pichi. (Sale de escena preocupado y hablando con voz aguda) ¡Tengo pichi, pichi acá!
Fuente: Los Luthiers de la Web
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