Marcos Mundstock: Muchas veces la música de fondo de un radioteatro nos conmueve profundamente sin que luego recordemos el nombre del compositor, pero hay un músico que ha sufrido como pocos este desconocimiento, este olvido por parte del público. Se trata del compositor canadiense…
(Marcos intenta recordar el nombre del compositor y pide ayuda a sus compañeros. Puccio entra en escena, con gestos de buscar a alguien, y explica a Ernesto por gestos que busca a alguien de aspecto un tanto "raro". Ernesto trae a Daniel, y Puccio lo mira confundido, pensando si a Daniel puede enchufarle el cable que tiene en la mano)
Marcos Mundstock: A propósito de la música de fondo de los radioteatros, escucharemos a continuación un capítulo del radioteatro “Sinfonía Interrumpida”, cuya música pertenece precisamente al compositor canadiense… eh... cuyo nombre… escapa a nuestra memoria.
(Suena la melodía de la obra)
Marcos Mundstock: La novela de la tarde presenta: “Sinfonía Interrumpida”. Romualdo Izaguirre, talentoso concertista de piano, hijo de una acaudalada familia, se ha enamorado de María Inés, empleada de una tienda, y está a punto de casarse con ella. Esta actitud de Romualdo, joven y atractivo, ha desencadenado los celos de Patricia, hermana de Esteban, íntimo amigo de Romualdo, el menor de los Vidal del Cerro, que estaban emparentados con los Izaguirre, sí, que supieron tener campos en Baradero. Parece que las cosas no les fueron muy bien, entonces ¿qué hicieron los tipos?, eso es muy interesante, agarraron y vendieron todo, y con esa guita fueron y pusieron un criadero de chanchos, con tan mala suerte que justo en ese momento se comenzó... (Daniel le pide que pare ya y vuelva al tema inicial)... Esa mañana, en la tienda donde trabaja, María Inés atiende a un extraño cliente.
(Daniel se encarga de hacer los efectos sonoros, mientras Marcos descubre con desgana que tiene que interpretar el papel de María Inés)
Daniel Rabinovich: Sección empaques.
Marcos Mundstock: ¿Alguna otra cosita, señor?
Daniel Rabinovich: No, señogggita. ¿Cuánto es?
Marcos Mundstock: Son cien mil pesos, señor. Perdón, usted no es de aquí, ¿verdad?
Daniel Rabinovich: No, señogggita.
Marcos Mundstock: Ah, de vacaciones…
Daniel Rabinovich: No, no, yo vine por negocios, soy empgggesario agggtístico.
Marcos Mundstock: Ah, qué interesante.
Daniel Rabinovich: Sí, aunque debo hacerlo forzado por las circunstancias
Marcos Mundstock: ¿Por qué?
Daniel Rabinovich: Bueno, es una histogggia muy laggga y muy tgggiste.
(Marcos comienza a hacer ademanes de dolor y sufrimiento)
Marcos Mundstock: ¡Oh! Créame que lo siento.
Daniel Rabinovich: Yo era un famoso cantante de ópeggga ggequeggido por los más impoggtantes teatggos líggicos del mundo hasta que de pggonto todo teggminó.
Marcos Mundstock: ¿Qué pasó?
Daniel Rabinovich: Bueno, es otga histogggia muy laggga y muy tgggiste.
(De nuevo Marcos hace los gestos de dolor)
Marcos Mundstock: ¡Oh! Créame que lo siento.
Daniel Rabinovich: Ggepentinamente sufggí una enfeggmedad teggible que me impidió segigg cantando.
Marcos Mundstock: ¿Qué le pasó?
Daniel Rabinovich: Señoggita, ¿no se da cuenta? Yo no soy fggancés, me patina la eggge…
Marcos Mundstock: Créame que lo siento… ¡Oh!
Daniel Rabinovich: No tiene impoggtancia, señoggita, no se pggeocupe. Pog ahoga yo he venido a contggatagg a un talentoso y joven pianista pagga llevagg a cabo una giggga integg… integgg… una gigga integgg… una gigga integgg… una gira mundial.
Marcos Mundstock: Y seré curiosa…
Daniel Rabinovich: Ggggg…
Marcos Mundstock: Y seré curiosa, ¿cuál es el nombre de ese pianista?
Daniel Rabinovich: Gggomualdo Izaguigge.
Marcos Mundstock: ¡Romualdo Izaguirre!
Daniel Rabinovich: Sí, Ggomualdo Izaguigge Belmont
Marcos Mundstock: ¡Romualdo Izaguirre Belmont!
Daniel Rabinovich: Sí, Ggomualdo Héctor Izaguirre Belmont
Marcos Mundstock: ¡Romualdo Héctor Izaguirre Belmont!
Daniel Rabinovich: Pero sí, señorita, ¿es que usted lo conoce?
Marcos Mundstock: ¡No! (Ambos miran extrañados el guión) ¡No puedo creerlo! ¡Sí, sí! Lo conozco… Ese hombre es… mi prometido.
Daniel Rabinovich: Ggggg…
(Marcos y Daniel vuelven al lugar de los narradores. Marcos comienza a leer con la voz de María Inés y termina la frase con su voz normal)
Marcos Mundstock: María Inés es... presa de gran excitación. Ante su mente desfilan desordenadas imágenes: Su inminente boda, la gira internacional acompañando a su flamante esposo, el éxito, la fama, el regreso triunfal.
Daniel Rabinovich: ¡Bieeeeen!
Marcos Mundstock: Sumida en este torbellino de fantasías…
(Daniel coge unos cascabeles y comienza a agitarlos para representar el torbellino, aunque cuando termina no puede soltarlos y se empieza a asustar)
Marcos Mundstock: ¡Cuidado, cuidado, cuidado!
(Daniel lo tira al suelo y cae al lado de Carlos Núñez, el cual con un grito lo pisa como si fuera un animal peligroso. Ante las carcajadas y el aplauso del público Carlos se levanta, hace una reverencia y se vuelve a sentar)
Marcos Mundstock: Sumida en ese torbellino de fantasías María Inés llega a casa de Romualdo, quien ajeno a todo ensaya febrilmente su concierto.
(Carlos Núñez, que hace el papel de Romualdo, empieza a tocar el piano ensayando la obra)
Carlos Núñez Cortés: Faltan sólo venticuatro horas para el concierto y aún no he logrado tocar bien esta parte
(Daniel utiliza una pequeña puerta para hacer los efectos sonoros. Golpea la puerta, y luego la cierra. El público le aplaude y él saluda encantado)
Carlos Núñez Cortés: ¡Adelante! ¡Adelante, adelante!
(Daniel hace ruido de besos)
Marcos Mundstock: ¡Hooooooooooooooooooooola, mi amorcito! ¿Cómo estás?
Carlos Núñez Cortés: Hola, cariño, hola María Inés.
(Daniel vuelve a hacer el sonido de apasionados besos)
Marcos Mundstock: ¿Interrumpo?
Carlos Núñez Cortés: ¡No, no, mi amor! Tú nunca me interrumpes…
(Daniel vuelve a hacer el ruido de sonoros besos y Marcos y Carlos Núñez le llaman la atención diciéndole que se tranquilice un poco. Daniel confiesa que se ha pasado un poco)
Marcos Mundstock: Dime, Romualdo, ¿estás bien preparado para el concierto?
Carlos Núñez Cortés: Sí, por supuesto.
Marcos Mundstock: ¿No estás nervioso?
Carlos Núñez Cortés: ¿Nervioso yo? Je, je, je… No, Juan Carlos… Eh… ¡No, María Inés! Estoy muy tranquilo.
Marcos Mundstock: Romualdito, tengo una marav…
(Daniel vuelve a hacer sonidos de besos, más “cariñosos” y ardientes que antes. Marcos trata de disimular ante la audiencia)
Marcos Mundstock: Eh… No, lo que pasa es que hoy estoy con un poco de asma…
Carlos Núñez Cortés: ¿Decías, cariño?
Marcos Mundstock: Romualdito, tengo una maravillosa noticia para darte.
Carlos Núñez Cortés: ¿Ah, sí? Dime, ¿de qué se trata?
Marcos Mundstock: Luego, luego te contaré. Ahora sigue ensayando, no quisiera interrumpirte.
Carlos Núñez Cortés: Pero querida, si tú sabes que nunca me interrumpes…
(Daniel, nervioso y confundido, hace el efecto de abrir y cerrar la puerta, dejando a Marcos y a Carlos sin saber qué hacer)
Carlos Núñez Cortés: ¿Qué habrá sido ese portazo?
Daniel Rabinovich: ¡Yo, yo cerré la puertita, ché…!
(Todos le recriminan sus equivocaciones y Carlos continúa hablando)
Carlos Núñez Cortés: ¿Sabes, María Inés? Ya imagino la noche de mañana en el concierto: El público colmando el teatro, las luces que se van apagando. Yo, de elegante frac, me adelanto hacia el proscenio, saludo… (Se golpea la cabeza con el micrófono) Ehhhhh… Me recibe una gran ovación… Me siento al piano y comienzo a tocar.
(Carlos comienza a tocar de nuevo el comienzo de su concierto hasta que Marcos lo interrumpe)
Marcos Mundstock: ¡Ohhhhh!, Romualdo… Romualdo… (Marcos comienza a llorar de emoción de manera exagerada) ¡Qué bella música! (Carlos continúa tocando la melodía hasta que Marcos le vuelve a interrumpir) ¡¡¡ROMUALDOOOOO!!!
(Todos se asustan por el grito, incluído Carlos que se levanta de su banqueta)
Marcos Mundstock: Eh, qué hermosa melodía, ¿no? (Carlos le pide que no interrumpa más y sigue tocando) Romualditoooo...
(Carlos enfadado cierra la tapa del piano)
Carlos Núñez Cortés: ¿Qué quieres ahora, María Inés? ¿Qué quieres?
Marcos Mundstock: Perdóname, chiquito, no quise interrumpirte…
Carlos Núñez Cortés: Ya te dije un millón de veces que tú nunca me interrumpes, María Inés.
Marcos Mundstock: Romualdo, tú estás nervioso…
Carlos Núñez Cortés: ¡No estoy nervioso! Son los nervios…
Marcos Mundstock: Bueno, tranquilízate, ahora me iré. Luego te llamo para darte la increible noticia.
Carlos Núñez Cortés: ¿Pero de qué se trata, María Inés?
Marcos Mundstock: Ah, no, no, no, no, no….
(Marcos cambia progresivamente su tono de voz hasta llegar a su tono normal y se lleva la mano a la garganta. Recuperado, vuelve a su tono de María Inés)
Marcos Mundstock: Mejor te lo digo después, no quisiera ponerte nervioso, además estoy apurada.
Carlos Núñez Cortés: Pero María Inés, mi amor…
Marcos Mundstock: Luego te llamo, adiós.
Carlos Núñez Cortés: Mi corazón, mi cielo…
(Daniel vuelve a abrir la puerta pero al cerrarla se pilla un dedo)
Carlos Núñez Cortés: …mi vida…
Daniel Rabinovich: ¡Mi dedo!
(Marcos vuelve a su lugar de comentarista)
Marcos Mundstock: Continuamos escuchando “Sinfonía interrumpida”. Atardece…
Daniel Rabinovich: ¡Tah, tah, tah, tah!... Tah tah tardece!
Marcos Mundstock: Mientras Romualdo sigue ensayando su concierto recibe la visita de Patricia.
Daniel Rabinovich: ¡Siiiii!
Marcos Mundstock: Los celos la carcomen.
Daniel Rabinovich: ¡Crunch, crunch, crunch!
Marcos Mundstock: Patricia está urdiendo un plan…
(Marcos se queda esperando el efecto sonoro de Daniel)
Daniel Rabinovich: ¡Urd, urd!
Marcos Mundstock: …un plan para separar a María Inés de Romualdo.
(Carlos vuelve a tocar la melodía al piano)
Carlos Núñez Cortés: ¡Faltan sólo veintitrés horas para el concierto y aún no he logrado tocar bien esta parte!
(Daniel acciona un timbre)
Carlos Núñez Cortés: ¿Quién es?
Jorge Maronna: Patricia.
Carlos Núñez Cortés: ¡Ah, adelante, Patsy, Patsy!
(Daniel abre y cierra la puerta, orgulloso de no haberse pillado el dedo esta vez)
Jorge Maronna: ¿Romualdo?
Carlos Núñez Cortés: ¿Sí?
Jorge Maronna: Debo hablar contigo.
Carlos Núñez Cortés: Hazlo.
Jorge Maronna: Tú sabes que siempre te he querido, desde niños, y es por eso que he aceptado tu relación con María Inés, pero… hay cosas que ya no puedo callar…
Carlos Núñez Cortés: No entiendo, explícate.
Jorge Maronna: María Inés no te ha dicho toda la verdad acerca de su pasado…
Carlos Núñez Cortés: ¡No! ¡Calla! No quiero saber… no digas nada más… ¿Qué pasó?
Jorge Maronna: Romualdo, ¡María Inés tuvo un hijo!
Carlos Núñez Cortés: Sí, eso ya lo sabía. Es una antigua historia…
Jorge Maronna: ¿Cómo antigua, si lo tuvo esta mañana?
Carlos Núñez Cortés: ¡No!
Jorge Maronna: Sí, Romualdo…
Carlos Núñez Cortés: ¿Otro más?
Jorge Maronna: Otro más, Romualdo.
Carlos Núñez Cortés: No puede ser, lo que tú dices no puede ser verdad…
(Daniel se quita la chaqueta indignado)
Jorge Maronna: ¡Es una serpiente!
Carlos Núñez Cortés: No te permito…
Jorge Maronna: ¡Ella es una bruja!
Carlos Núñez Cortés: No respondo más de mis actos, cruel mujer… ¡Toma!
(Daniel hace el ruido de golpear a alguien)
Jorge Maronna: ¡Ay! ¡No debes pegarme, Romualdo!
Daniel Rabinovich: Ah, ¿no debo pegarte? Tomá, te pegué de nuevo. ¡Tomá, tomá y tomá! Te voy a seguir pegando… Tomá…
(Marcos intenta tranquilizar a Daniel pero no lo consigue)
Daniel Rabinovich: Sí, por alcahueta… ¡Dejáme vos!
(Daniel aparta violentamente a Marcos y continúa insultando a Patricia)
Daniel Rabinovich: ¡Atorranta, podrida, cuentera!
(Daniel agarra una pistola y comienza a disparar a Patricia. Todos se asustan hasta que Marcos reacciona y toma el micrófono)
Marcos Mundstock: No se pierda mañana el primer capítulo de: "Quién mató a Patricia"
Fuente: Los Luthiers de la Web
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